Parecería un vaticinio triunfal la probable existencia de 543 millones de barriles de petróleo en cuatro cuencas del país, parcialmente extraíbles según exploraciones de las que han dado fe la Refinería Dominicana de Petróleo y la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. A partir de estas señales esperanzadoras, faltarían gruesas inversiones externas para establecer si ese «posible» oro negro criollo sería rentable en momentos en que el mundo corre hacia fuentes alternativas y ecológicamente favorables porque la quema de hidrocarburos es principal causa del calentamiento global con temperaturas que cada año son mayores; hacen subir el nivel del mar con peores consecuencias para territorios isleños como el dominicano y se intensifican las sequías e inundaciones con huracanes que resultan más potentes.
Puede leer: Marileidy Paulino en glorioso retorno a República Dominicana
En la otra cara de la moneda ( amable por cierto) está el desarrollo de proyectos y la vigencia ya de sistemas que convierten el viento y el sol en cuernos de abundante energía limpia; siendo lamentable, sin embargo, que las leyes dominicanas sobre la materia sean confusas y a veces se presten a limitar con pobreza de argumentos el acceso a medios que sustituyan uso del petróleo en generación eléctrica a nivel de los hogares. Una resistencia que sinembargo ya fue vencida por el peso corporativo de la Cervecería Nacional Dominicana que logró instalar un parque solar que le permite reducir considerablemente la huella de carbono que genera el producir sus refrescantes y demandadas bebidas.