La semana pasada en esta columna, bajo el título de “Odebrecht y el Final de un Período Político”, señalé que en la situación actual emergen dos fenómenos claros: el surgimiento de una fractura en la otrora unidad monolítica del PLD, por el desgaste de sus dos líderes principales; por lo que otros dirigentes tratan de destacarse como herederos de esa “franquicia”, bien sea atacando o defendiendo al Gobierno, y por la otra desde de la oposición y la sociedad civil se trata de asumir el liderazgo nacional y sustituirlo.
Pero en realidad los posibles escenarios que se pueden presentar en la realidad política nacional en un cercano futuro, son bastante diversos, en vista de los múltiples factores que intervienen en la dinámica política dominicana.
Entre estos escenarios políticos está la participación militar, aunque la Guerra de Abril fue un ejemplo alexionador, y el deterioro de su imagen por hechos de corrupción en los que han estado involucrados muchos de sus efectivos y no pocos altos oficiales, parecen descartarlo.
La segunda alternativa posible es la radicalización del Gobierno peledeísta con medidas más represivas, que lo aislarían aun más de las masas populares.
El tercer escenario probable es un intento de establecer un gobierno de base plutocrática, con miembros del alto empresariado, asociado a grandes comunicadores e intelectuales a su servicio, con voluntad de dirigir al país.
El cuarto escenario sería con un liderazgo emergente de la sociedad civil, fruto de las jornadas cívicas que se libran contra la corrupción y la delincuencia, con algún apoyo de jóvenes técnicos y partidos minoritarios no comprometidos con las barbaridades cometidas por los gobiernos peledeístas, los que no obstante carecerían de experticio y apoyos en otras fuerzas.
Un quinto escenario podría ser que el único partido con fuerza de la oposición: el PRM, se organice para ganar, plantee una oferta creíble de reivindicaciones vinculadas a los sectores que padecen la situación actual, asociarse a tecnócratas, mujeres sin espacios de expresión política, pequeños empresarios, líderes comunitarios e incluso peledeístas disgustados no contaminados; que sea capaz de enfrentar al partido de gobierno, poniendo a trabajar de igual a igual a todos sus dirigentes.
No puede excluirse alguna combinación de las fuerzas potenciales aquí descritas, y solo faltaría definir el papel que jugarían las llamadas fuerzas fácticas en ese proceso: las Fuerzas Armadas, el poder norteamericano, la Iglesia y particularmente la católica, la delincuencia organizada y los grandes terratenientes.
Los próximos meses nos dirán por quien doblarán las campanas…