Posibles soluciones a la crisis eléctrica

Posibles soluciones a la crisis eléctrica

POR EDUARDO J. TEJERA
La crisis del sector eléctrico tiene varias décadas azotando al país con apagones de diez horas y permanentes déficit financieros. Perduró durante muchos años cuando existía el monopolio estatal, la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), aumentó con la creación por contratos directos a los Productores de Privados Independientes (IPP»s), siguió más compleja después de la capitalización en 1999 y continuó igual agravándose en los últimos años debido a diferentes problemas corporativos, técnicos, financieros y a la nefasta cultura tolerada de no pagar el consumo eléctrico, como si no fuera un producto o una mercancía adquirida.

Ahora estamos en el medio de un colapso del sistema, con el país sufriendo apagones de más de quince y veinte horas, según la zona o barrio, la empresas privadas generadoras y distribuidoras descapitalizadas por falta de pagos, el gobierno debiendo fuertes sumas por el subsidio y con un flujo de caja negativo mensual de cerca de US$ 27 millones, que fluctúa según el precio del petróleo. La situación ya ha llegado al caos.

Muchos se preguntan ¿cuál es el origen de la crisis y, sobre todo, si tiene solución ¿Qué pueden y deben hacer las autoridades? ¿Existen soluciones ? La respuesta es muy compleja: el origen como tal no se puede precisar con una fecha, sino como una evolución de treinta años de errores, falta de inversiones, corrupción y deterioro técnico y financiero, también involucra aspectos jurídicos de contratos de distintas épocas con diferentes condiciones y precios de energía onerosos, con altos pagos por potencia, energía y por pagos por capacidad, por la falta de cobros de la antigua CDE y ahora de las tres distribuidoras. Asimismo, por la politización continúa del problema, el alto flujo de caja negativo mensual, las deudas del Gobierno Central, de las Edes, la CDEEE y de las inter compañías privadas, las pérdidas técnicas en las líneas de transmisión y a una estructura tarifaria de precios irreales por debajo de los costos de producción. Todo acumulado ha resultado en el colapso del sistema, con daños irreparables a la economía y consumidor. Mis recomendaciones, principales, son las siguientes.

PAGO DE LAS DEUDAS

Aplicar abonos de pagos inmediatamente a la deuda sectorial, después de reducirlas a deudas netas, es la prioridad principal a corto plazo. Se ha estimado que la deuda global del sector asciende a US$ 340 millones, equivalente a RD$ 15,500 millones. Sin embargo, si se cruzan y realizan los pagos, quedaría una deuda neta de US$ 290 millones, que se desglosarían de esta forma; El Gobierno, CDEEE y las Edes estatales deben alrededor de US$ 115 millones, de los cuales cerca de US$ 90 millones  representa la inversión o pago por recomprar anticipadamente los contratos que quedan de los IPPs, por los llamados costos hundidos, que es el monto a valor presente de cada contrato. Aunque es una gran inversión del Gobierno, en verdad no representa una deuda por compra de energía, sino por recomprar y modificar sus contratos, para que en lo adelante vendan su energía parte dentro del Acuerdo de Madrid y principalmente al mercado libre o «Spot». Quedan pendientes de pagar para transferir los contratos de Smith & Enron y Compañía Eléctrica de Puerto Plata y un saldo a TCC-Seaboard.

Después le debe a Haina cerca de US$ 9 MM neto, a Itabo US$ 17 MM y US$ 20.5 a Palamara-LaVega. Otro grave problema es el diferendo y potencial litigio entre CDEEE y Edeeste de AES. Edeeste alega que la Corporación le debe atrasado US$ 110 MM y la CDEEE afirma que al revés, AES le debe a ella, un valor neto de RD$ 3,000 MM. La situación ha llegado a un grado de enfrentamiento, que recomiendo que la SIE solicite al BID o al Banco Mundial que realicen una primera auditoria y arbitraje administrativo, para ver si se ponen de acuerdo, de lo contrario, en virtud del mismo contrato, debería decidirse este delicado caso bajo el sistema de arbitraje internacional. Sería preferible que las partes lleguen a un acuerdo amigable, antes de entrar en largos y costosos procesos legales, pero si no pueden entonces es mejor acabar con este problema en los Tribunales.    

Las altas deudas del Gobierno e intersectoriales obviamente es explosiva y de imposible solución sin la colaboración de los organismos internacionales. Es un problema de recursos inmediatos, que el Gobierno no los tiene. Sin embargo, para comenzar con un programa de abonos, primero el país tiene que restablecer el Acuerdo de Stand-by con el FMI, para conseguir que el Banco Mundial desembolse las dos partidas de US$ 24 millones mensuales que fueron suspendidas. Pero esa suma es ya insignificante. Por lo tanto, es urgente solicitar un préstamo de emergencia de US$ 400 millones entre el BID y Banco Mundial, de  apoyo real a la reforma eléctrica global que abarque la solución de fondo de tres problemas; a) Para pagar US$ 125 de la deuda por energía suplida, b) para pagar los US$ 90 MM de traspasar de los Contratos de los IPP»s, c) la suma de US$ 125 MM para cubrir seis meses del flujo de caja negativo del sistema, y d) US$ 85 MM para compra de combustible y recomprar y pasar al mercado libre y reformar el Contrato de Energía de Cogentrix. Las sumas pueden variar, pero más o menos estas son las necesidades para resolver el impasse financiero crítico. 

Este dinero es necesario para tener un año de cierta tranquilidad, en lo que se recuperan los cobros de las Edes y se venden las dos empresas distribuidoras del Estado y se sincerizan las tarifas y se estabiliza la producción de energía con un nuevo precio de base por kilovatio más bajo como propongo. No obstante, el grave problema de las deudas del sector se complica ahora mucho más, porque deben las dos distribuidoras del CDEE, la misma CDEE, la distribuidora Edeeste y los generadores que son privados y varias de estas empresas están cuasi quebradas y en insolvencia, como el caso de las Edes estatales y Edeeste y los generadores que se están demandando y embargando las cuentas entre ellos mismos. Esto empeora la solución. Por su parte el sector privado, sean generadores o distribuidores se deben entre sí, la suma de US$ 140 MM (no neto), pero que prácticamente todos están por el momento insolventes y no pueden pagar por sus compras de energía. Estas empresas solo podrán recuperar su  liquidez cuando el Gobierno pague y entre ellas mismas se paguen entre sí, pero tendrán que capitalizar sus compañías para poder subsistir.

Otro fórmula que se debe implementar inmediatamente es armar un sindicato o «pool» de bancos establecidos en el país, para formar un Fondo de US$ 100 MM, repartidos entre todos, con la finalidad de financiar compras de combustible de la REFIDONSA y para abonar a las deudas a las Edes y generadores para agosto y septiembre, en los que se negocian créditos internacionales multilaterales y bilaterales. Se podría utilizar el mecanismo que se utilizó en el pasado, mediante la emisión de Certificados de Deudas o Letras en dólares de la CDEEE con aval del Estado, que se entregaría entre las empresas, para que éstas a su vez los descuenten, dentro de ese Fondo de los bancos. Los Certificados de Deudas tendrían una tasa de interés que compensen el costo de descuento y se pagarían en parte de recursos del Estado, pero principalmente, de los créditos de los organismos internacionales. Estas instituciones deberían estar previamente de acuerdo, de que la banca local sirva de puente transitorio debido al urgencia. Asimismo, se podría solicitar una línea para compra de combustible de US$ 100 MM con el Gobierno de Venezuela, dentro del Acuerdo de San José o en forma bilateral.

RENEGOCIACIÓN DEL ACUERDO DE MADRID

El Acuerdo de la Madrid significó una modificación de los Contratos de Compra y Venta de Energía del proceso de Capitalización del 1999. Fue hijo de una circunstancia y de un problema coyuntural, una para cambiar la fórmula base del combustible de Fuel 2 a Fuel 6 más barato y dos para evitar un aumento en la tarifa de 60 % en debido al alto precio del barril de petróleo. Sin embargo, la desventaja fue que fijó alto los precios a los generadores y el valor agregado de las distribuidoras por 15 años, lo que retrasaba la incorporación más acelerada al mercado «Spot» y la mayor competencia dentro de los agentes del sistema.

No obstante, bueno o malo, el Acuerdo está desfasado y obsoleto y debe ser objeto de una renegociación inmediata entre agosto y septiembre, amigable y voluntaria, por el bien de la sostenabilidad financiera del mismo sistema y de todos los agentes. La renegociación amigable del Acuerdo de Madrid es indispensable frente a la actual coyuntura de quiebra del sector y los problemas macroeconómicos y sociales del país. Acabar de eliminar los IPPs como hemos señalado y renegociar este Acuerdo, equivale a renegociar todos los contratos de compra de energía y sus condiciones de precios. Y esto es indispensable para buscar la autosufiencia económica del sistema y para que las mismas empresas no acaben todas quebradas y el país se vea sumido en un caos político y social.

Considero que como el Acuerdo de Madrid es un Programa de 15 años,  y han pasado tres de vigencia, se pueden renegociar varias opciones técnicas y financieras, dependiendo de la posición negociadora y la cooperación y entendimiento de los agentes. Que se le reduzca el precio básico del kilovatio y potencia en un centavo de dólares(US$ 4.0 centavos KWh la energía y US$ 1.3 KWh la potencia) por tres años o por los restantes 12 años y también se baje en un centavo de dólares (US$ 5.3 KWH el VAD) el valor agregado de distribución, así el margen bruto se queda igual. Esto es factible. Como se reconoce que el precio básico es elevado, existe margen para reducirlo y además también se les podría compensar extendiendo el tiempo de sus contratos para mantener el valor neto del mismo o bajarlo ligeramente a través del Plan de Negocios en el tiempo. Pero el punto es que todos los contratos y el Acuerdo de Madrid deben ser revisados, pues una quiebra virtual del sistema y de las empresas, obviamente sería peor y les significaría la pérdida del valor de sus contratos. Deberán escoger entre un todo ficticio e irreal, o cediendo preservar una parte importante del valor de sus contratos. En esto el Gobierno deberá se enérgico y vertical.

La negociación sería como una reprogramación y cambio en el flujo de caja, pero manteniendo en los posible el valor global. Esta reducción tendría un gran impacto en la tarifa que permitiría subirla y sincerizarla por el valor real y a la vez la tarifa no tendría que ser subsidiada por el Estado, salvo en el programa focal a los barrios marginales. De esa forma, el Gobierno se ahorraría más de RD$ 12,000 MM en subsidios anuales y la tarifa se podrá sincerizar sin ningún aumento dramático para el consumidor. Otras partes técnicas del Acuerdo se pueden mejorar y pactar de nuevo. Esta propuesta le convendría a todo el sistema para obtener su autosuficiencia financiera y para mantener con ligeros cambios el precio final  de la energía al consumidor.

SOLUCIÓN DE LAS DISTRIBUIDORAS

Solucionar el problema de las tres distribuidoras es una meta crucial de la crisis del sector eléctrico, pues estas empresas son las que facturan y cobran la energía servida. Según un documentado estudio de la firma Grant Thorton en el 2003 las pérdidas de las tres Edes fue de US$ 107 MM, de los cuales US$ 84 MM, corresponden por pérdidas en venta de energía. Para 2004 las pérdidas mensuales son aún mayores, alcanzan a más de US$ 15 MM mensuales. La recompra por el Estado de Edenorte y Edesur a Unión Fenosa fue un grave error financiero y para el mismo país, ya que ahondó más los problemas de cobros y de gestión. Fue una medida motivada por objetivos políticos (que de paso resultó otro error y bumerang), que el país ha pagado muy caro en términos de suspensión del Programa con el FMI, de una vertical devaluación de la moneda de más de 100 % y una inflación acumulada de cerca del 72% en año y medio, en adición a empeorar drásticamente la capacidad de cobros de estas empresas y el flujo de caja negativo del sistema. Por su lado, Edeeste también se encuentra en una delicada crisis financiera, en plena insolvencia de liquidez y con problemas para pagar a los generadores.

En efecto, para las tres distribuidoras la relación entre la energía que compran y la que facturan es de 46.8 %, una proporción muy elevada. A esto habría que agregarle el porcentaje de facturas que efectivamente cobran que en promedio es de 73%. En orden de prioridad primero hay que resolver la crisis de Edenorte y Edesur, que son ahora del Estado. Por filosofía y por sus elevadas pérdidas la opción ideal sería poder venderlas al sector privado lo antes posible, aunque esto al principio sea difícil porque están cuasi quebradas y con un valor muy bajo o cero. Otra alternativa es buscar empresas especializadas que tomen la administración por arrendamiento, mediante un Contrato transitorio puente, con el mandato de recuperar sus cobranzas y valor, para prepararlas para su venta a corto plazo. Finalmente, para ser práctico, en lo que se estudian soluciones y se buscan inversionistas y/o administradores, el nuevo Gobierno puede delegar su Administración en empresas y ejecutivos expertos del sector privado dominicano e internacionales y designar un Consejo de Directores mixto igual para las dos, de funcionarios de la CDEE, el Gobierno y del sector privado, como representantes del CONEP, la Asociación de Industrias, de Herrera, Haina, ADOZONAS, ASONAHORES y otras asociaciones regionales.

Sin embargo, por razones de economía de escala financiera y comercial, me parece que lo más conveniente es aprovechar que las tres Edes están quebradas, para volver agruparlas  — bajo fusión— con incentivos especiales en una nueva y única empresa distribuidora para todo el país. La fragmentación en tres empresas pequeñas, recomendada por el BID, el Banco Mundial y el USAID, al Gobierno y al Congreso dominicano, aunque fue un modelo de cierto éxito para países grandes, a la larga todos hemos visto que ha sido un fracaso comercial y de viabilidad financiera. Por eso considero que lo mejor sería fusionar las tres en una, con lo que se obtendría ahorros y economías de escala ventajosas. Se debe abrir el capital de esta nueva empresa distribuidora, para que la misma AES tenga acciones, otras empresas privadas nacionales y extranjeras, Fondos de Pensiones y compañías internacionales.  Esta es mi propuesta central en el caso de las Edes; el camino de la fusión.

CASO COGENTRIX

Otro caso muy espinoso es el de la empresa eléctrica Cogentrix que genera 300 megavatios. Hay que recordar que Cogentrix es ahora del banco de inversión Goldman Sachs, con sede en Nueva York. El contrato de Cogentrix es difícil y oneroso, con un alto pago por capacidad, más tiene problemas de utilización de del combustible caro e ineficiente. El Gobierno actual ha renegociado el contrato, pero no ha podido concluir la renegociación por falta de pagos de los costos hundidos, que son elevados. La empresa debe más de US$ 340 MM a un sindicato de bancos, que se mantienen muy inflexibles, dado a que tienen un aval del BID por US$ 150 MM. Es decir, los bancos van cómodos y no son muy flexibles. Sin embargo, se sabe que Goldman Sachs desea vender, pues ese no es su negocio. Creo que la mejor solución es buscar la forma de simultáneamente concluir la renegociación del contrato y que un grupo de inversionistas dominicanos y extranjeros compren la planta. Se recomienda que se invierta cerca de US$ 25 MM adicionales, para convertir la planta a carbón, para reducir sus costos y precios de venta. Los organismos internacionales, Banco Mundial y el BID, deben ayudar mucho más en la solución de este problema, que afecta la imagen y riesgo de ellos también.

DRAMA DE PÉRDIDAS TÉCNICAS Y FRAUDE

Las pérdidas de energía del sistema y de las distribuidoras se podrían clasificar en cuatro grandes conceptos: pérdidas técnicas por distribución, por deficiencias de las líneas de transmisión y subestaciones eléctricas, por fraudes parciales en las conexiones y por robo directo de la electricidad. Entre las tres Edes el promedio de cobros puede llegar a 73%, pero se factura solamente el 46.5 % de la energía comprada por las Edes a los generadores. Por tanto, las pérdidas reales son muy superiores. Se calcula que las pérdidas de energía ascienden al 30% del total producido. Esta es la razón de las grandes pérdidas de las distribuidoras y de su descapitalización y es unido a la caída en las cobranzas las causas principales del déficit negativo del flujo de caja del sistema.

Es decir, en las pérdidas técnicas, fraudes y robos de energía, se encuentran el dolor de cabeza más grande y la causa directa de la falta de recursos para pagar a los generadores y la fuente de los prolongados y costosos apagones a todo el país. La cultura de no pago, la tolerancia y fraude, es un verdadero problema financiero que amenaza la autosuficiencia del sistema. Es cierto que puede haber personas o empresas que no desean pagar porque no le sirven energía (apagones), otros porque la consideran cara, pero la verdad, es que se ha creado un nefasto círculo vicioso, pues al no pagar las facturas eléctricas, se agudizará la crisis energética. Hay razones para sentirse frustrado y sin deseos de pagar, pero la sociedad debe tomar conciencia, que los problemas son serios y son estructurales y que la reacción de dejar de pagar las facturas, solo empeorará mucho mas el problema.

Para solo brindar algunos ejemplos del deterioro de las cobranzas, observemos estas cifras oficiales de la Superintendencia de Electricidad. Para marzo de 2004 Edesur compró la cantidad de energía 237,987 MWh y solamente facturó 142,049 MWH, el 46.7 %. Para la zona de Santo Domingo, la más grande del país, se facturó solamente el 39 % de la energía  comprada y en la zona de San Cristóbal facturó el 46 % de lo comprado. El caso de Edenorte es igual, de 526,126 MWh comprado de energía, solamente facturó el 46 %. Para las empresas el nivel cobrado de lo facturado es en promedio el 73 %. Por eso, en términos globales de las tres empresas, los cobros en abril ascendían a US$ 50 MM y ahora mismo están en US$ 40 millones, una situación que agrava mucho más el flujo negativo de caja. El Gobierno, la sociedad civil, los políticos, los empresarios y los hacedores de opinión pública podrían ayudar mucho a orientar a todo los ciudadanos sobre la necesidad de eliminar los fraudes y robos de energía y de pagar la luz, como una de las grandes acciones, para que el sistema sea económicamente autosuficiente, sin necesidad de subsidios fiscales, tantos apagones y sobre precio en las tarifas. Los que no pagan fuerzan a aumentar la tarifa.

CONCLUSIONES

La crisis del sector eléctrico es grande y compleja, pero tiene soluciones, si se reconoce su estado de quiebra virtual y se realiza una profunda cirugía de ordenamiento del sistema. Hay que pagar las deudas viejas, también pagar para traspasar los contratos de los IPPs, modificar el Acuerdo de Madrid y los contratos de las empresas capitalizadas, mejorar las líneas de transmisión con líneas de 345 KWh y 138 KWh voltios e instalar más subestaciones, y solucionar la crisis de las distribuidoras, que son el eje y la solución principal de los apagones financieros. Hay otro tema importante, que es el de mejorar el sistema regulatorio, separar y fortalecer la autonomía de la SIE y la Comisión de Energía de la CDEEE. No se puede ser juez y parte. La nueva CDEEE es solo un agente más del sistema, pero no la vieja CDE, que ejercía todas las funciones. Esta duplicidad tiene que acabar. Igualmente, como manda la Ley de Energía, hay que crear bien definidas las distintas Unidades Corporativas de la CDEEE, con sus flujos de caja propios e independencia administrativa y financiera.

En la nueva etapa que pronto entrará el país con un nuevo Gobierno cargado de responsabilidades y enfrentado ante la más compleja y difícil crisis económica de los últimos 40 años, es de esperar que todos los gentes del sector eléctrico comprendan que hay que ceder y reformar las áreas señaladas para que el sistema funcione. Por su parte el Gobierno deber saber lo que tiene que hacer y debe hacerlos sin contemplaciones. Ha llagado la hora de actuar con medidas de saneamiento y reformas profundas y sostenibles, no parches o acciones de postergación. Ojalá todos entienden esta grave situación y colaboren con flexibilidad, tacto y equilibrio a su solución o gran mejoría.

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