Las campañas electorales son verdaderos tiempos de zafra para aquellos publicistas que se han especializado en la política y malos para los que no les interesa esa rama profesional y que sufren la contracción de la inversión de sus clientes por el momento político que vive el país.

En elecciones ocurre un fenómeno parecido los tiempos de lluvia en el desierto.

Hay seres que se adaptan a largos períodos de calor y sequía forrados de un material que al mojarse les permite resurgir del polvo como animales vivos para reproducirse. Asimismo surgen empresas publicitarias, imprentas y otros negocios que suplen de material de propaganda y publicidad a los partidos, movimientos y candidatos en tiempos electorales. Surgen de la sequedad con la lluvia de papeletas que caen de la Junta Central Electoral (JCE) y de los cotizantes que por muchísimas razones apoyan a unos y otros candidatos.

Esa abundancia de recursos no siempre es bien manejada y muchos políticos son estafados por técnicos que trabajan con un marcado interés en hacer gastar dinero en publicidad sin medir el daño que produce la colocación publicitaria sin criterios científicos.

La publicidad de hoy no se concibe sin estudios de mercado, reportes de audiencia, grupos focales y otros mecanismos para medir la efectividad de la comunicación entre el partido candidato y el electorado.

La empresa Revisa, que durante muchos años ofrece el servicio de monitoreo de medios y análisis de inversión publicitaria en República Dominicana, dió a conocer un interesante reporte sobre la colocación de anuncios durante la campaña política que culmina el 16 de mayo de este año. Ese ese estudio revela una desproporcionada inversión de recursos por parte del oficialista Partido Revolucionario Dominicano (PRD) frente a sus opositores más importantes, como son el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC). Por ejemplo, dice que “en el período de tiempo comprendido entre el 22 y el 31 de marzo, Mejía colocó 2,792 cuñas, frente a 1,182 de Fernández y 583 de Estrella”, lo que quiere decir que en 9 días el PRD colocó 310.22 cuñas diarias frente a 131.33 del PLD y 64.78 del PRSC.

El estudio deja claro en en los medios oficiales y controlados por el gobierno practicamente se a anulado la presencia de la oposición.

Si nos detenemos a estuadiar los resultados de las últimas encuestas hechas en este país y vemos el posicionamiento de Leonel Fernández como cabeza de la oposición, frente a un Hipólito encebado de recursos y con una taza de rechazo muy alta, tenemos que deducir que los asesores oficialistas en materia de publicidad desconocen el efecto de la saturación o sólo les interesa producir anuncios y colocarlos.

¿Qué diría un dominicano sencillo frente a un televisior que le pasan 30 anuncios del PPH mientras ve su novela? Imagínense cómo se expresaría una mujer de un barrio humilde que cuando va al colmado a comprar la comida no sabe qué hacer con su poco dinero y escucha a cada minuto la frase “ahora para los tiempos buenos…”

Aparte de que el mensaje no se sabe en base a qué criterio se elaboró, encima de eso sobresaturan el mercado con una exagerada inversión de recursos. No creemos que eso sea positivo en momentos en que se cuestiona a muchos funcionarios, en medio de escándalos de corrupción.

A veces ocurre que mucha gente quiere ayudar a un candidato y se empeñan en hacer su propia campaña y colocarla por su cuenta para que se vea el aporte, creandose un caos y una saturación, muchas veces acompañada de mensajes contradictorios.

“El poder es para usarlo” dicen los militantes de unos y otros partidos cuando la ciudadanía les da la oportunidad de dirigir la administración pública; pero, probablemente, cuando se expresan así están olvidando que el poder no es de ellos, sino de los que se levantan temprano el día de las elecciones a darles el permiso de gobernar por un tiempo determinado.

Las sequías son malas pero las inundaciones son peores. Tener muchos recursos y desbordarlos en los medios tratanto de cambiar un posicionamiento no da los resultados que se quieren si otras variables incontrolables, como la situación económica, no nos ayuda.