[b]Señor director:[/b]

La recién firmada intención de que el proceso de la campaña electoral con vista a las elecciones del mes que viene culmine de forma pacifica y civilizada, indiscutiblemente es un importante paso, que sirve como mensaje para que los seguidores de los candidatos sepan que en política existen adversarios, nunca enemigos personales.

Debemos insistir en que los problemas no son en las alturas sino en las bases, cuya capacidad realmente es de la mayor preocupación, porque los partidos deben dejarse de incitar con palabrerías fuera de tono a la violencia a quienes no entienden el rejuego de la ciencia arte.

Para evitar dolorosos derramamientos de sangre, hecho insólito en los tiempos presentes, debemos seguir por el camino de la llamada cumbre, aunque realmente debieron estar presentes todos los partidos, sin que pareciera a muchos una especie de indicativo de solamente los llamados s tres grandes partidos son las opciones únicas que tenemos los dominicanos en los comicios de mayo.

Vamos a seguir esperando no solamente el cumplimiento de lo acordado, sino la civilización de la lucha política en una nación que reclama a gritos soluciones a sus grandes males grandes males, y no precisamente que nos enfrentemos entre dominicanos.

Es la hora final, cuando los dominicanos todos tenemos el compromiso con la patria de ir a ejercer el voto, sin que nadie lo haga en blanco, sin que nadie lo haga presionado, sin que nadie lo haga por temor, sin que nadie lo haga sencillamente para complacer, o para salir de un hombre en busca de que otro tenga soluciones supuestamente salomónicas a los urgentes males que nos acogotan.

Vamos a las urnas en paz, debe ganar el mejor, el mejor candidato, pero antes que eso y sobre eso, tiene que ganar la República Dominicana bien amada de todos los que nos sentimos orgullosos de ella ciento sesenta años después.

Atentamente,

Germán Martínez