Los alivios económicos y otros factores se combinan para poner un obstáculo insospechado a la vuelta a la normalidad una vez superada la pandemia del coronavirus en EEUU: Mucha gente no quiere retomar el trabajo que tenía
Un factor fuera de todo pronóstico podría entorpecer la vuelta a la normalidad una vez superada la pandemia del coronavirus en Estados Unidos: Mucha gente no quiere volver a los trabajos que tenía.
Los despidos y los confinamientos, combinados con nuevos beneficios de desempleo y alivios económicos, permiten que mucha gente pueda darse el lujo de reconsiderar sus carreras.
Sus antiguos patrones están contratando personal de nuevo —y algunos, como Uber y McDonald’s, incluso pagan más que antes—, pero numerosos trabajadores lo están pensando dos veces.
En marzo, la cantidad de plazas laborales nuevas subió un 8% —un récord de 8,1 millones—, pero la contratación de personal nuevo subió apenas un 4%, según cifras del gobierno. Nate Mullins dejó su trabajo como barman en noviembre tras una pelea con sus jefes acerca del uso de tapabocas, temeroso de pasarle el coronavirus a su hermana, que tiene pocas defensas.
Su seguro de desempleo no compensa lo que ganaba en el bar de Oak Harbor, en el estado de Washington, pero alcanza para salir adelante mientras busca otro trabajo que ofrezca seguro médico y pensión cuando se jubile. “Esta oportunidad de tomarte un respiro y analizar lo que estoy haciendo me hizo replantear muchas cosas”, dijo Mullins, quien tiene 36 años. “Me hizo pensar a largo plazo por primera vez”.
Personas como Mullins son una de las razones por las que la contratación de personal se contrajo en Estados Unidos en abril. Numerosas empresas y grupos empresariales dicen que el suplemento de 300 dólares semanales que ofrece el gobierno hace que la gente tenga menos incentivos para buscar trabajo.
Heidi Shierholz, economista del Instituto de Políticas Económicas, sin embargo, opina que la salud y el cuidado de los niños parecen ser la principal razón por la que mucha gente no está volviendo a trabajar.
Numerosas escuelas no están ofreciendo clases en persona todavía, lo que obliga a los padres a permanecer en la casa. Y la salud puede preocupar a muchos ahora que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han dicho que la gente que completó sus vacunas puede dejar de usar tapabocas en la mayoría de los sitios.
Shierholz afirmó que los beneficios de desempleo están pensados para darle a la gente más tiempo para buscar un trabajo más acorde con sus aptitudes. “Queremos gente que aporte sus aptitudes y experiencia en los sitios indicados”, comentó. “Eso hace que la economía funcione mejor”.
Empleos mejor pagados pueden generar inflación, la cual subió en abril por la escasez de materias primas y de repuestos en medio de una reactivación económica más rápida de lo esperado.
Si las empresas tienen que subir sus precios para ofrecer mejores sueldos, eso podría afectar la recuperación y reducir el poder adquisitivo de la gente. Por ahora, la mayoría de los economistas cree que la escasez de personal será temporal.
A medida que la gente se vacuna, menos personas tendrán miedo de volver al trabajo. Las escuelas reabrirán en septiembre, lo que permitirá a muchos padres volver a sus oficinas, y el alivio de 300 dólares semanales caducará en septiembre. Todo esto debería acelerar el retorno al mercado laboral.
Sarah Weitzel dio a luz su segundo hijo en febrero del 2020. Se había tomado una licencia en su trabajo en una tienda de Victoria’s Secret en San Luis cuando la pandemia alteró su vida. Recibió un mensaje de texto en el que se le decía que había recibido una licencia sin goce de sueldo. Acto seguido su esposo perdió su trabajo en un restaurante.
Vendieron su casa, se instalaron en lo de unos amigos y sobrevivieron con el seguro de desempleo, endeudándose cada vez más. Hacia fin de año Victoria’s Secrete le ofreció a Weitzel un trabajo a tiempo parcial con un sueldo de 12 dólares la hora, y ella lo rechazó. No hubieran podido pagar por el cuidado de sus hijos, a pesar de que su marido trabaja muchas horas en otro restaurante. “Algo se quebró. Me di cuenta de que trabajaba mucho por un sueldo de 32.000 dólares al año”, comentó Weitzel.
Weitzel, de 31 años, fue admitida en Rung for Women, un programa de San Luis que ofrece orientación y capacitación para empleos de mucha demanda. Confía en que hacia fin de año, cuando su hija mayor empiece a ir a una guardería, podrá encontrar un trabajo a tiempo parcial en un nuevo campo.
Mark Smithivas manejó para Uber y Lyft durante cuatro años, hasta que dejó de trabajar por temor a contagiarse del coronavirus. Durante el último año tomó clases de tecnología en un programa federal. Smithivas, de 52 años, acaba de recibir su segunda vacuna, pero no quiere volver a transportar gente.
Le preocupan los robos y otros delitos que padecen los conductores en Chicago, donde vive. “Siempre consideré esto algo temporal. Quiero encontrar algo que encaje mejor con mis aptitudes”, señaló. Shelly Ortiz, de 25 años, adoraba su trabajo como mesera en un restaurante. Pero todo cambió en junio del año pasado, cuando el restaurante de Phoenix donde trabajaba reabrió.
Lucía dos tapabocas, pero de todos modos no se sentía segura en un salón lleno de gente sin barbijos. Y el acoso sexual empeoró, según cuenta. Los clientes le pedían que se sacase el tapabocas para ver lo bonita que era antes de dejar la propina. Ortiz dejó su trabajo en julio al enterarse de que sus dueños no habían hecho limpiar bien la barra a pesar de que se supo que el barman podía haber contraído el virus.
Ella y su pareja, un maestro, redujeron sus gastos y Ortiz reanudó sus estudios. Este mes completará el curso de cinematografía y dirección de documentales en el Glendale Community College.
Ortiz dejó de recibir el seguro de desempleo en noviembre, en que hizo algunos trabajos vinculados con el cine. Tiene poco dinero, pero dice que nunca se sintió tan feliz. Duda que alguna vez volverá a trabajar en un restaurante. “No creo que pueda volver a hacerlo con una sonrisa”, expresó. “No se debería permitir que se trate a los trabajadores como la tratan en los empleados en el sector de servicios en Estados Unidos”.
En el mercado laboral actual, por otro lado, algunos notan que, si se toman su tiempo, pueden conseguir algo mejor de lo que tenían. Taryn Henderson trabajó durante seis años en Best Buy, que la despidió en febrero. “No valoraron mi trabajo, mi tiempo… Fue muy desalentador”, comentó.
Al principio se enfocó en sus estudios, cobró el seguro de desempleo y una compensación equivalente a diez semanas de trabajo que le pagó Best Buy. Pero pronto sintió la necesidad de volver a trabajar y empezó a buscar un empleo donde se sintiese mejor.
Después de unos pocos meses, consiguió empleo con un servicio de streaming de música en el que cobra 27 dólares la hora, comparado con los 17 que percibía en Best Buy.
“Mientras gane lo suficiente como para mantenerme y pueda viajar de vez en cuando, estaré bien”, dijo Henderson