Potencial de la biomasa

Potencial de la biomasa

PEDRO GIL ITURBIDES
No existe un cálculo realizado en el país que aplique al potencial de producción de gas metano a partir de los desperdicios sólidos y líquidos y otras formas de biomasa. Podemos estar seguros, sin embargo, que inclinados a contemplar en la basura una fuente de suciedad o un foco de contaminación y afecciones a la salud, no lograremos producir una onza de gas. Ni lograr que éste, debidamente almacenado, beneficie a los seres humanos.

Durante muchos años hemos lanzado tales desperdicios a cielo abierto, para que rarifiquen el aire o sirvan como vectores de alimañas y gérmenes patógenos. Hemos sido incapaces de sostener por nuestra propia cuenta, sin tutela extraña, rellenos sanitarios que pudieron ser preludio para el aprovechamiento de los residuos sólidos. Tampoco hemos explotado las aguas negras, aunque desde 1958 en que se instaló la primera planta de tratamiento en Santiago de los Caballeros, conocemos la forma de reciclar y limpiar esos líquidos.

En la capital de la República tuvimos, hasta 1961, una planta de incineración de residuos sólidos. De haberle permitido sobrevivir a los avatares de la politiquería, a esa planta se le habría podido acoplar un generador eléctrico. De hecho, la empresa que le vendió esa incineradora al Gobierno Dominicano a principios del decenio de 1950, fabrica el sistema para que se cumpla ese objetivo. En cambio, preferimos destruirla para ocupar su edificación como vivienda, dando lugar, con esta inconducta, a los inconvenientes que ahora se confrontan.

Porque ahora, la basura es un tormento. La capital no puede darse los pujos de ser la ciudad más limpia del continente. Y la recolección se convierte en un mecanismo de extorsión al gobierno local repartido entre municipios cuya existencia ha servido para inflar el gasto corriente. Con esto únicamente se ha restado capacidad de inversión al gobierno central y al tronchado Ayuntamiento del Distrito Nacional. Aunque debe admitirse que, impulsado por el populismo, antes de la disgregación tampoco cumplía este objetivo.

Pero la biomasa no es solamente un eufemismo aplicable a un montón de basura. La biomasa pudo ser una oportunidad de crear empresas destinadas a la explotación de celulosa y pulpa de madera por vía de su añejamiento.

Estimulados convenientemente aquellos labradores que poseen tierras con vocación forestal, podrían estar sembrando y talando esta otra fuente de biomasa. Y con ello, abriendo fuentes de riqueza y puestos de trabajo que ahora no tenemos. Porque la biomasa podemos hacerla a partir de materiales maderables, hojarascas y abrojos preparados para cumplir ese propósito.

Pero también de especies vegetales acuáticas, residuos de cultivos de la caña y otros vegetales, de la cáscara del arroz y de muchas otras fuentes vegetales.

En fin, que podríamos restarle a la factura petrolera un porcentaje que no se ha cuantificado, porque no nos hemos propuesto darle a los desperdicios sólidos y líquidos otra finalidad que no sea el quejarnos por los fétidos olores que se desprenden de ellos. Olores que son, por cierto, el gas que al no ser aprovechado, sale a la atmósfera para contaminar un cielo que nos devuelve el mal que le hacemos con calores insoportables, lluvias repentinas y tormentas aterrorizantes.

He dicho antes que no sólo del cambio de bombillos incandescentes por bombillos de bajo consumo vive nuestra esperanza de reducir nuestra dependencia de costosas fuentes energéticas. La Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) de Estados Unidos de Norteamérica ha dicho que sí, que de bombillos de bajo consumo vive esa esperanza.

Un cambio de dos luminarias incandescentes por otras de bajo consumo en las casas del país, reduce la factura petrolera en poco más de dos mil millones de pesos. Y yo me pregunto en cuánto la reduciría la conversión de tantos desperdicios sólidos y líquidos en energía directa o calor. Y cuántos empleos técnicos y especializados se crearían. Y cuántos otros puestos de trabajo directos e indirectos serían posibles.

Tal vez debemos estudiar este potencial de la biomasa, que no solamente es desperdicios urbanos o de producción agrícola. Porque él guarda muchos secretos. Y recursos, que debemos utilizar.

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