Salvada a tiempo por Beijing del vacío de vacunas que apenas existían para iniciar la lucha crucial contra el coronavirus que la golpeaba rudamente en el cenit del año 2020, República Dominicana ha seguido receptiva a la cooperación solícita y oportuna que en virtud de tratados bilaterales la ha llevado a estrechar relaciones de simultánea calidez con dos colosos de la polarización; complacida con las barras y las estrellas de los estrechos nexos políticos, económicos y demográficos al tiempo de celebrarle las gracias al dragón que asoma dadivoso en desafío a la tradicional preponderancia norteamericana.
A poco de iniciarse, la presente administración, beneficiaria importante de la asistencia que China Popular vuelca por el mundo en busca de un mayor peso específico, se escucharon unas precisiones locales: la colaboración entre ambos Gobiernos estará guiada por el respeto a la soberanía y el interés de continuar los procesos de colaboración a desarrollar con iniciativas de prioridad para ambas naciones. Y una de las prioridades de la nación más poderosa del Lejano Oriente es desplazar liderazgos occidentales apoyándose en la principal estrategia de adoptar «cautelosamente» el capitalismo sin renunciar a un control estricto de la sociedad con la que ha logrado más de cuarenta años de asombroso crecimiento económico.
Un estrechamiento de lazos que tempranamente hizo recelar a Washington de la multiplicidad de presencia de una potencia rival en su área de influencia a partir del 2018 con el comienzo de relaciones diplomáticas de Santo Domingo con Beijin vistas desde las orillas del río Potomac como un paso que «no contribuye a la estabilidad regional». Llegó a urgir a China a «trabajar para restaurar un diálogo productivo y para evitar una mayor escalada o movimientos desestabilizadores». El logro de una nueva era dominico-china fue denunciado por el ultraconservador senador estadounidense Marcos Rubio como fruto de un «soborno» a las autoridades dominicanas.
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Cercanía irrevocable
Sometida al efecto demostración de la sociedad que ha patentizado el «American Way» como exitoso y confiable estilo de vida, lo cierto que legiones de compatriotas han alcanzado sus metas aunque desde sus designios de dominación el Tío Sam haya cometido atropellos imperdonables como dos intervenciones militares. Prevalece la preferencia por emigrar hacia la modernidad y el pago en moneda dura en el Norte de los inviernos crudos en la que se inscribe un 40% de los dominicanos, según encuestas, liderando toda otra expectativa criolla de superación personal.
Allí se concentra la mayor comunidad en el exterior estimada en 1.1 millones al 2022; y para este año están en marcha 60 mil procesamientos consulares para la obtención de la residencia estadounidense mientras el flujo de viajeros clandestinos hacia esa especie de «tierra prometida» es incesante y ha costado miles de vida en el curso de dos decenios, tanto en el mar como por el riesgoso tránsito a través de fronteras centroamericanas para ingresar desde México.
Se calcula que el 12% de la población del país ha pasado a vivir en el exterior y de esa diáspora con elevado porcentaje de presencia en Norteamérica procede la inmensa mayoría de remesas que mantiene en pie el ingreso de divisas a la economía local sin las cuales la balanza de pagos permanecería en agudo desequilibrio. Solo en enero de este año el país recibió 802 millones de dólares remitidas en un 85% desde el Norte con un incremento estable de 3.6%. El aporte de los dominicanos que residen fuera equivale aproximadamente al 7% del Producto Interno Bruto y podría superar la inversión extranjera directa. En marzo, un mes que se supone de menor dinamismo, ingresaron US$915.1 millones.
Patio Trasero… SÍ O NO?
Aunque en el imaginario de muchos dominicanos Estados Unidos aparezca como tierra de oportunidades, subyace en algunos sectores un sentimiento de rechazo a sus políticas tras sus dos acciones con tropas interventoras en el curso del siglo pasado y por la forma en que está documentado su papel en el derrocamiento del primer ensayo democrático tras el ajusticiamientos de Trujillo: el golpe de Estado de 1963 que creó las condiciones para la guerra civil del 65. República Dominicana es parte de una América Latina generalmente inconforme con el trato que se recibe de la primera potencia mundial.
Esta parte del continente ha sido descrita en ocasiones como el «patio trasero» de Estados Unidos a propósito de lo cual el cientista social Alexander Main, director de Política Internacional del Centro de Investigación en Economía y Política con sede en Buenos Aires, estuvo de acuerdo en uno de sus ensayos con que Washington «ha estado siguiendo aproximadamente la misma agenda en América Latina desde el siglo veinte». Su convencimiento es que el objetivo general sigue siendo el mismo: mantener la hegemonía en toda la región.
En lo bilateral, República Dominicana y Estados Unidos mantienen relaciones favorables y colaboraciones recíprocas aunque la posición del Gobierno de Joe Biden opuesta a reformar el tratado del DR-CAFTA para proteger la producción arrocera que reclama el Estado dominicano y su pasividad ante la crisis haitiana que gravita negativamente sobre República Dominicana, entran en conflicto con el interés nacional.
Descortésmente, Washington mantiene por largos años desocupada la representación de embajador en Santo Domingo, quebrantando el principio de la reciprocidad diplomática.
Júbilo con China
«Estamos conscientes de que para dar respuestas a nuestras necesidades debemos contar con la solidaridad de los pueblos hermanos. Es propicia la ocasión para manifestar nuestro agradecimiento por los constantes esfuerzos encaminados a beneficiar a la nación dominicana a través de los diferentes mecanismos que ha dispuesto el Gobierno de China para colaborar con el país”. Con estas vehementes palabras de satisfacción saludó el entonces ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Miguel Ceara Hatton, la firma de un acuerdo con el embajador chino Zhang Run de entonces para llevar en 2021 a una mayor dimensión la cooperación técnica y económica que llega desde Beijing.
Sonriente y también complacido con el éxito de los esfuerzos de su país por ganar amigos cerca de las costas estadounidenses, Run sostuvo que está en marcha un nuevo concepto de relaciones con República Dominicana que incluye aportes en monedas no reembolsables para diferentes proyectos con el único interés del Estado asiático de «ayudar a otros países en vías de desarrollo, a combatir la pobreza, mejorar el bienestar de los pueblos, reducir la brecha y el déficit del desarrollo entre el norte y el sur y promover la construcción de una comunidad de futuro compartido. China se muestra decidida a lograr un futuro de estrecha sociedad con República Dominicana.
El fervor por la naciente era sino-dominicana tuvo otras prontas manifestaciones cuando hace dos meses el Senado de la República celebró un acto para «Reconocer a la República Popular China por su solidaridad en la donación y gestión de vacunas contra la covid-19». El pergamino de exaltación fue entregado por el vicepresidente de la Cámara, Santiago José Zorrilla, a Run, el embajador saliente, luego de que el pleno aprobara a unanimidad una resolución propuesta por el legislador Aris Iván Lorenzo
A la llegada del primer avión repleto de dosis de vacuna en 2021, asistió al aeropuerto de las Américas la vicepresidenta Raquel Peña a dar un efusivo recibimiento y aunque se había hablado de unos recursos de inmunización logrados por donación, la que en adición a su investidura fungía para ese año como coordinadora del gabinete de salud, formuló una precisión: el costo unitario de los inmunizadores que arribaban era de 19 dólares, anunciando de una vez la próxima llegada de un nuevo cargamento.
La ceremonia se cerró con cálidas y expresivas palabras de agradecimiento por parte de la señora Raquel Peña en el sentido de que “en la tarde de hoy República Dominicana vuelve a estar muy contenta y vuelve a ver la esperanza y la luz al final del túnel con la llegada de este lote, para seguir vacunando a la población y ganarle la batalla al covid».
El Gobierno Xi Jinping ha tenido también motivos para celebrar el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y República Dominicana porque con ellas reforzó la posición de su país en América Latina y el Caribe y logró debilitar el principal bastión exterior de Taiwán que en ese momento contaba con solo 19 aliados internacionales, cifra que entre el año pasado y el actual se redujo aun más. Con el régimen de la isla asiática llamada también Formosa, República Dominicana cerró un largo y productivo lapso en varios órdenes.