JESÚS DE LA ROSA
El Presidium, organismo consultivo del PRD, le recomendó a la Comisión Política de esa organización que la misma no participara en ningún tipo de iniciativa de concertación junto con el gobierno del presidente Leonel Fernández; y a los legisladores y diputados perredeístas que no se integrarán a los bufetes directivos del Senado de la República y de la Cámara de Diputados.

Los miembros del Presidium acusaron al presidente Leonel Fernández de haber recurrido a la compra de votos y al dispendio de recursos públicos con el deliberado propósito de mantenerse en el poder más allá del 16 de agosto próximo.

En una especie de declaratoria de guerra, los del Presidium blanco calificaron como ilegítimo el próximo gobierno del presidente Fernández a instalarse a partir del 16 de agosto próximo.

¿Puede considerarse ilegítimo un gobierno surgido de unas elecciones en las que se emplearon recursos del Estado a favor de un candidato determinado?

Si la respuesta es sí, valdría la pena contestar esta otra pregunta: De las 11 elecciones celebradas aquí entre el año 1996 y el 2008 ¿cuál o cuáles de ellas podrían calificarse de legítimas? Si el uso de los recursos del Estado en cada una de esas elecciones se trata, a mi entender ninguna.

En el caso de que la Comisión Política del PRD validara los planteamientos del Presidium, el país pasaría por momentos muy difíciles, no sólo por la capacidad de glorificarse y de hacer daño que tiene un partido como el PRD; también por el estado de nuestra economía agravada por factores externos como la subida de precio del barril de petróleo en los mercados internacionales, el resquebrajamiento de la economía estadounidense, y la amenaza de escasez de alimentos.

De acuerdo al Informe de Desarrollo Humano de República Dominicana correspondiente al 2008 elaborado por la Oficina de Desarrollo del Programa de las Naciones Unidas, el Estado dominicano no le ha podido garantizar a la mayoría de los ciudadanos su pleno acceso a la educación, a la salud, y al empleo digno. De la lectura de dicho pliego se desprende que el mayor desafío que enfrentamos es el de la equidad, el de evitar que sean sus circunstancias y no sus capacidades e iniciativas las que determinen los logros que los ciudadanos dominicanos habrían de alcanzar.

Son muchas las deudas sociales que aquí se han ido acumulando en los últimos cuarenta años; y amplia la agenda de necesidades por satisfacer y de desafíos por asumir. En la empresa de remunerar unas y recompensar otras, todos debemos de estar comprometidos.