El proyecto de Ley para regular los Partidos Políticos propuesto por la Corriente Mayoritaria del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) contempla que el 25 por ciento de los cargos públicos sujeto a elección popular sea ocupado por los candidatos de la Juventud, igual el 33 por ciento por mujeres, efectivo a partir de las elecciones del 2016.
Héctor Guzmán, vocero del ex presidente Hipólito Mejía, al ser entrevistado en el programa Democracia TV, que producen Deomedes Olivares y Andrés Matos por Teleradioamérica, informó que también proponen que las campañas internas de los partidos se inicien exactamente un año antes de las elecciones, lo que evitaría el proselitismo a destiempo, evitando que los funcionarios distraigan el tiempo y los recursos que deben dedicarles a sus funciones públicos.
Otros puntos sometidos por el PRD Mayoritario establecen que la celebración de las elecciones primarias e internas de los partidos mayoritarios sean celebradas el mismo día, de manera simultánea y supervisadas por la Junta Central Electoral, las cuales podrían ser con el padrón particular de cada partido.
También establece que los partidos que reciben fondos públicos a través de la Junta Central Electoral rindan un informe cada tres meses, los cuales deberán ser publicado en la prensa nacional, detallando la forma en que los gastan cuyo fin debe estar establecido en la Ley.
Además que la Cámara de Cuentas realice, por lo menos una vez al año, una auditoría a los partidos y que la Junta Central Electoral crea un organismo exclusivo, supervisor de los fondos entregados a los partidos, y que e aquellos que no rindan ese informe se les retengan los fondos las próximas entregas hasta que no cumplan con la misma.
Guzmán señaló que la propuesta establece que los partidos tengan fecha fija y expresa de celebrar sus convenciones, Igual como pasa con las celebraciones de elecciones nacionales, estableciendo día y mes de celebrar las mismas para no dejar eso a la voluntad de los dirigentes de cada organización y evitar así el que ocurra el llamado “vacío de autoridad”.