PRD: ¿Partido por la mitad?

PRD: ¿Partido por la mitad?

Cuando hablamos de partidos políticos, pensamos en instituciones con historia, y principios que mueven la ciudadanía a otorgarles sus votos a fin de que ejerzan los poderes públicos. Sin embargo, en nuestra maltrecha y desacreditada democracia, los partidos han pasado a ser verdaderas entelequias o agrupaciones que se activan  y desactivan para sacar sus pedazos del pastel electoral en cargos o en efectivo.

De los “tradicionales”, solamente los partidos Revolucionario Dominicano (PRD), Reformista Social Cristiano (PRSC) y de la Liberación Dominicana (PLD) tienen militancia significativa en términos electorales, pero su institucionalidad se ha debilitado tanto, especialmente por sus desaciertos en el ejercicio del poder, que actualmente es difícil calificarlos como verdaderos representantes de la ciudadanía. De ahí la preeminencia adquirida por las organizaciones de la llamada sociedad civil.

El PRD ha conservado raíces en las llamadas “masas” populares y de su escisión Bosch-Peña, una parte importante de su base pasó a formar parte del PLD, siendo esta su única verdadera división porque las demás, en la práctica, han sido disidencias de dirigentes sin el arrastre carismático de esos dos líderes y han pasado a ser corifeos de los liderazgos circunstanciales del PLD y el PRD. Muchos sustentan su vigencia política con el dinero invertido, pero siempre habrá quienes no venden o compran la historia escrita con sangre y fuego de los hombres y mujeres que, desde el 1960 hasta hoy, han hecho del PRD un verdadero patrimonio popular. Hipólito Mejía y Miguel Vargas saben que  ninguno de los dos tiene la estatura de Peña o Juan Bosch y que no es fácil convertir al PRD en un partido por la mitad. 

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