El PRD debe recomponerse. Necesita renovar su liderazgo. Las reglas de juego interna deben adecuarse a la línea trazada por el Congreso José Francisco Peña Gómez.

Estoy de acuerdo con la propuesta de salir de Miguel Vargas y todos los traidores tipos Fiquito Vásquez, pero no de manera irreflexiva, que ponga el pandero en manos de instituciones bajo el control del peledeísmo (JCE, TSE, Tribunal Constitucional, Suprema Corte de Justicia). Esa vía no nos conviene.

Lo preferible es la línea del aislamiento político y el cerco ideológico. Línea de masa y golpe de bases.

Desenmascaramiento, denuncia y aislamiento. Asambleas y pronunciamiento a todos los niveles, de abajo para arriba. Poner a participar a la militancia, movilizarlas.

Producir expulsiones locales a modo de ejemplos. En Santiago deben poner de blanco de ataque a Papín Domínguez, estigmatizarlo.

En todo esto debemos preferir la vía instituciona1. Pedir la renuncia o el adelanto de la Convención, pero no desechar que tengamos que agotar el presente periodo institucional correspondiente a las autoridades partidarias, tener que chuparnos a Miguel Vargas hasta marzo del próximo año.

Reclamar y trabajar para una CNO de la Convención transparente y comprometida con el perredeismo.

Finalmente, comenzar a promover a los potenciales nuevos presidentes y secretarios generales. A todos los niveles. Que ningún líder o jefe de grupo se abrogue el derecho de nombrar o señalar a los nuevos jefes. Respetar la democracia interna. Evitar el mesianismo.

¡En fin, no precipitarnos, ni cometer los mismos errores tradicionales a que estamos acostumbrados los perredeístas.

Creo que en este proceso se debe hacer hincapié en la línea liberal progresista revolucionaria que sirve de sustento al PRD, para distinguirnos del peledeísmo conservador, aliado de la derecha recalcitrante.