PRD, resta y no suma

PRD, resta y no suma

En política electoral hay tres asuntos cruciales a considerar: la ilusión, los recursos y las matemáticas. La intensidad de la ilusión varía; hay elecciones que generan más entusiasmo que otras por las opciones que presentan. Pero siempre hay que motivar los electores a votar con una inyección de ilusión política, aunque sea revestida de conveniencia.

En mi artículo “PRD, ¿más errores electorales?” publicado el pasado 16 de septiembre, enumeré los tres problemas centrales que el PRD enfrentaría: 1) la garata para elegir los dirigentes del partido, 2) la garata para elegir los candidatos para el 2010, y 3) la pérdida de ilusión en los segmentos progresistas por la derechización del PRD que impulsa la cúpula dirigente.

Sobre el primer punto señalé el impacto negativo de la forma burda en que a última hora el equipo de Miguel Vargas bloqueó el triunfo de varios aspirantes a puestos de dirección partidaria que según las encuestas tenían ventaja en la contienda interna.

Con esa decisión, Vargas restó el apoyo de importantes dirigentes perredeístas. Ahora se enfrentan en disputas y la nueva directiva no ha podido juramentarse.

Las controversias por las candidaturas surgieron una vez Hipólito Mejía se percató de que Vargas se quedaría con dos terceras partes de las nominaciones. Luego vino el caso de Rafael Calderón que abandonó las filas del PRD para montarse en el vagón del PLD. El PRD lo expulsó bajo el lema de “orden y disciplina”.

El transfuguismo no ha concluido porque los políticos dominicanos operan en un terreno movedizo. Ni el PRSC ni el PRD tienen liderazgos aglutinantes, y ante cualquier fricción quién se siente disgustado se marcha hacia el mejor postor, que generalmente es el gobierno.

La otra garata en el PRD se debe a la discusión sobre lo que debe ser el partido. De ahí ha surgido un débil pero significativo “Foro Renovador”, con figuras históricas del perredeísmo que están siendo desplazadas de los puestos decisorios.

El tercer asunto se relaciona con la construcción de mayoría electoral. El equipo de Vargas parece haber concluido que para ganar elecciones necesita el apoyo de los sectores conservadores que sostienen a Leonel Fernández. Por eso ordenaron votar por el Artículo 30 en la reforma constitucional.

Pero resulta que el PRD nunca ha ganado por el apoyo de la élite conservadora dominicana. Ha logrado victorias cuando ha podido compactar el bloque liberal de capas medias y la masa popular urbana.

Con su derechización actual, y sin Peña Gómez para darle tinte progresista al perredeísmo, el partido ha cortado su cordón umbilical con los segmentos liberales dominicanos que tienen peso electoral en los principales centros urbanos.

En el 2010, este grupo se dividirá y muchos no votarán por el PRD. Unos lo harán por el PLD, otros se abstendrán descontentos, y otros votarán por alguna candidatura minoritaria si la hay.

Conquistar un amplio apoyo de las masas populares también será difícil para el PRD por dos razones: el gobierno le gana en el reparto clientelista porque tiene más recursos, y en el plano de las ilusiones (que es el arma principal de la oposición), el PRD ni hace oposición al gobierno, ni presenta un liderazgo nacional de fuerte carisma que empuje las candidaturas locales hacia el triunfo.

Por todas estas razones, a la fecha, el PRD ha restado y no ha sumado apoyos, y estamos a menos de seis meses de las elecciones.

A principios de 2010 el gobierno peledeísta tendrá mucho dinero para gastar con autorización del Fondo Monetario Internacional (FMI), y el PRD estará inmerso en disputas intra-partidarias y limitado en su capacidad de generar ilusión.

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