Bernardo Vega expresa en su obra que el Partido Revolucionario Dominicano, PRD, temía que Balaguer engañase a Peña Gómez y por eso decidió que Hatuey Decamps comenzara la reunión del 9 de agosto de 1994, cuando se firmaría el Pacto por la Democracia, leyendo una declaración o “manifiesto” donde se reiteraría la necesidad de celebrar nuevas elecciones, dado el fraude, y que no se consideraría otra alternativa.
Pero, como quiera, el tremebundo mandatario engatusó al fogoso líder perredeísta. Bernardo cuenta: “Terminado el encuentro, Agripino Núñez y el embajador Graham mantuvieron un encuentro y evidenciaron su sorpresa al ver cómo Peña Gómez había sido seducido por el astuto Balaguer. No habría nuevas elecciones y ambos hombres compartirían por un mismo periodo de tiempo los próximos cuatro años”.
Agrega que en la reunión en la biblioteca del Palacio Nacional, Balaguer le dijo a Peña que, como las elecciones habían concluido con un empate virtual, entonces “¿por qué no compartimos el pastel?”. Al preguntar Peña por el significado de esa expresión, Balaguer le aclaró: “Yo dos años y usted dos años”.
“Al decir esto, comenta Vega, Balaguer extendió la mano y Peña, sin ningún apuro, se levantó y le extendió la suya”.
Antes de que se acordara la salida al impasse, Peña Gómez había anunciado en reiteradas ocasiones que si la JCE daba a Balaguer como ganador se iniciaría una de las más duras jornadas de lucha de la historia dominicana. Decía que le habían robado las elecciones, declaró que “su gente había intervenido durante la campaña electoral teléfonos de funcionarios, específicamente de Jacinto Peynado, obteniendo así evidencias que probarían las denuncias de fraude”. Manifestó que en las elecciones habían votado militares y muertos e insistía en la necesidad de celebrar nuevas elecciones.
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“Peña Gómez anunció que impugnaría los comicios y que ya era el legítimo presidente electo, mientras que García Lizardo informaba que la Junta Central Electoral anunciaría al país antes del 16 de agosto los ganadores de las elecciones”, consigna el reconocido historiador.
El autor reitera la cerrada posición del presidente de la Junta, Manuel García Lizardo, durante la preocupante crisis.
Bernardo refiere que Germán Emilio Ornes comentó a la periodista Elizabeth Morris “Lally” Weymouth, quien había logrado una entrevista con Balaguer, que “cualquier cosa podría conducir a una guerra civil. Estados Unidos debe tener cuidado”.
Entre las muchas revelaciones que consigna Bernardo Vega están las fuertes y sorprendentes críticas de Carlos Morales Troncoso a Joaquín Balaguer, siendo el vicepresidente de la República. Fueron externadas en Bogotá a Michael Skol, subsecretario adjunto para asuntos hemisféricos del Departamento de Estado.
Le dijo que Estados Unidos tenía que actuar con firmeza con relación a Balaguer y que eso debería incluir el no enviar una delegación a los actos de toma de posesión y el retiro de la embajadora americana, si es que realmente Washington esperaba concesiones reales.
Agregó que era “improbable que Peña Gómez aceptase de Balaguer “la rama de olivo”, ya que había sido engañado por el presidente demasiadas veces en el pasado”. “Describió un escenario bien severo en Santo Domingo, alegando que el anuncio del presidente Balaguer, de que buscará una enmienda constitucional para celebrar elecciones en 1996 y de que él no sería candidato en esas elecciones, era un ardid calculado y que eso nunca tendría lugar”.
Manifestó a Skol que Balaguer se quedaría en el poder cuatro años más” y “reconoció abiertamente que las elecciones se caracterizaron por fraude y corrupción”.
Otro elemento prácticamente desconocido, narrado en la obra, es “la propuesta manejada por Manuel Guaroa Liranzo, Ramón Pina Acevedo y Julio Hazim, que se hizo llegar en secreto al PRD a través de Teófilo Quico Tabar”.
Fue una fórmula que se barajó en 1990 “cuando surgió un conflicto entre Balaguer y Bosch”. Consistía en que Balaguer gobernaría dos años y Juan Bosch los otros dos, “pero no llegó a ningún término “en virtud de que, a pesar de los escarceos, los resultados electorales de alguna manera habían quedado tal cual lo había establecido la Junta Central Electoral…”, comunicó Quico Tabar a Vega.
El PLD no estuvo ajeno a las negociaciones. Representantes de la organización visitaron a Balaguer proponiéndole “que este se quedase en el poder por un tiempo reducido, se prohibiese su reelección presidencial y se estableciese una doble vuelta, entre otras modificaciones constitucionales”.
La propuesta, apunta Vega, “fue redactada en la oficina de Abel Rodríguez del Orbe en la calle El Conde, donde se reunieron Leonel Fernández, Danilo Medina y Temístocles Montás”.
Bernardo escribe: “Eso quiere decir que mientras Tarnoff intentaba que se negociara con el PRD, Balaguer lo hacia solo con el PLD”. (Peter Tarnoff era subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, y propugnaba ante José del Carmen Ariza por algún tipo de acuerdo entre Balaguer y el PRD).