Precariedad obliga asilo de Moca a reducir servicio

Precariedad obliga asilo de Moca a reducir servicio

POR ANTONIO GIL
MOCA.—
El asilo de ancianos Santísima Trinidad de aquí tiene dos meses que no recibe la subvención oficial y debido a las precariedades económicas que padece tuvo que reducir el  número de envejecientes que atiende. La directora del asilo, sor Isabel Ventura dijo que sobreviven por la caridad de los mocanos, sobre todo el comercio que aún le mantiene el crédito, y el Patronato que ha tenido que redoblar sus esfuerzos.

“La demanda de espacio para ancianos desvalidos está creciendo, dijo la hermana Isabel, pero no tenemos la capacidad para recibirlos porque el local está en muy malas condiciones, no tenemos dinero para repararlo completamente y ampliarlo, y lo que recibimos es, a duras penas, suficiente para alimentos y medicinas,” dijo sor Isabel.

Indicó que reciben donaciones de alimentos de personas y el Patronato ha hecho esfuerzos por mantener la instalación, pero “es muy vieja y hay averías constantemente.”

“Los techos de las áreas que tienen zinc están filtrando y parece que no aguantan más reparaciones,” dijo sor Isabel, una monja jovencita, pequeñita, delgadita, con cara de niña, que cuesta trabajo pensar que asumió la responsabilidad de dirigir este asilo.

Podrían atender 50 ancianos, pero las solicitudes sobrepasan las doscientas. En cambio, explicó, “por las precariedades hemos tenido que reducir a 37 el número de los que podemos atender.”

Indicó que el gobierno les tiene una subvención de RD$50,000 mensuales, pero esto es menos que lo necesario para las medicinas que se deben suministrar a los ancianos.

“Hay que tomar en cuenta que esta es una edad en la que se consumen muchos medicamentos de todo tipo y por lo regular muy caros y que los ancianos que tenemos aquí, la mayoría no tiene parientes o si tiene familiares son muy pobres y no pueden mantenerlos,” dijo sor Isabel. “Además, mil pesos a duras penas compra un frasco de pastillas y en ocasiones menos.”

Para el mantenimiento del local y la alimentación dependen, por tanto, de la ayuda del Patronato que reúne con donaciones entre particulares y actividades de recaudación.

Indicó que el aumento de los precios en las medicinas, los alimentos y todos los demás artículos que utilizan hizo polvo su presupuesto este año.

“Con dolor del alma tuvimos que sacar algunos de los ancianitos que teníamos aquí. Escogimos a los que tenían parientes que, aunque muy pobres, podían de una u otra manera atenderlos. Nos quedamos con los que real y definitivamente están desamparados. Pero aún así es una carga pesada. No tenemos recursos suficientes para atenderlos. Lo hacemos porque Dios nos ayuda. Cada día aquí es un milagro,” dijo.

Médicos de la comunidad prestan asistencia gratuita y hasta costean ellos operaciones y regalan medicinas, explicó la religiosa. “Sería imposible para el asilo costear estos tratamientos.”

Además de las siete religiosas el asilo tiene catorce empleados. Pero también los miembros del Patronato dan ayuda con trabajo voluntario.

El padre Rafael Teófilo Castillo, salesiano párroco del Sagrado Corazón de Jesús, dijo que la comunidad a través del Patronato es la que ha mantenido en pie la obra del asilo.

“Hace un tiempo, dijo sor Isabel, nos retuvieron casi seis meses la ayuda que da el gobierno. Ahora hace dos meses que no la entregan y en diciembre no la esperamos, porque casi siempre en este mes no la dan porque el gobierno tiene muchos gastos. Sin embargo estas personas desvalidas tienen que comer todos los días y necesitan sus medicinas. No podemos esperar que los funcionarios se acuerden de esta gente.”

La señora Ángela Conde, directiva del Patronato, dijo que la comunidad mocana responde bien, pero el asilo tiene que prestar asistencia a ancianos que vienen de otras comunidades. “No son sólo de Moca. Lo que ocurre es que es la única obra de su tipo en esta zona. Esto hace que sea una carga bastante superior a las fuerzas de la comunidad. No es que rehuimos ayudar a todos, pero por eso es que se necesita la asistencia oficial,” dijo.

Además, explicó que el Patronato está involucrado en dar asistencia en cirugías y de otro tipo, porque hay una población pobre con muchas necesidades.

“Tenemos un séptico que resulta pequeño, porque este asilo se planeó para mucho menos personas. Luego de construido se le agregaron dos naves para dormitorios y baños. El séptico se desborda con frecuencia porque es insuficiente y no tenemos recursos para conectarnos a la red de cloacas. Muchas puertas ya están deterioradas y tenemos necesidad de construir rejas protectoras. Son demasiadas las cosas y poco lo podemos cubrir,” dijo sor Isabel.

ASISTENCIAS

El embajador de Taiwán les está proveyendo ayuda mensual, con lo que están supliendo necesidades, indicó sor Isabel.

Esta semana la Fundación Andrés Hernández, integrada por ex miembros del Cuerpo de Paz que prestaron servicios en el país, entregó un donativo.

Esta Fundación ha creado una especie de premio anual con fondos que reúne entre sus miembros y la dona a instituciones caritativas o de servicio social en el país. El año pasado hicieron una donación al Instituto Nacional de Ciegos.

Andrés Hernández fue el primer director del Cuerpo de Paz en el país en 1962.

La donación la entregó Jerry Dupuy, un miembro del primer grupo de voluntarios del Cuerpo de Paz que llegó en 1962, quien luego de cumplir su servicio se quedó en el país.

Le acompañaron su esposa Polita Barceló de Dupuy y su asistente Lourdes Acosta.

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