Precauciones necesarias

Precauciones necesarias

Los ministros de Hacienda de Centroamérica, Panamá y República Dominicana acordaron, en reciente cónclave en Casa de Campo, La Romana, que procede gestionar con organismos internacionales el establecimiento de un seguro regional contra las catástrofes.

Esta protección iría acompañada de un mecanismo de coordinación y asistencia recíproca entre Estados de la región,  expuesta a devastadores fenómenos como huracanes y sismos de intensidad.

Sería un inteligente y práctico esfuerzo de naciones dispuestas a practicar la solidaridad para mitigar los comportamientos extremos de la naturaleza.

Al tomar esta iniciativa, países en los que abundan la pobreza y la marginación crean una alianza que en verdad debió existir desde mucho antes.

República Dominicana  registró severos daños por desastres en los últimos  decenios: mencionemos los ciclones David y George; la gran tragedia de la Mesopotamia, en San Juan de la Maguana, y la del río blanco, en Jimaní.

En Centroamérica se recibió, en 1998, la embestida colosal del huracán Mitch, que causó por lo menos 18 mil muertos y daños por miles de millones de dólares.

Las lecciones han sido duras: destrucción y muertes que azotan con periodicidad. Y los pronósticos no podrían ser peores con estos cambios climáticos en proceso.

¿Y el petróleo?

Cíclicamente, pero con tendencia a mantenerse en niveles cada vez más altos, los precios internacionales del petróleo constituyen una ruda adversidad para la economía dominicana.

Este país depende casi absolutamente del crudo para el conjunto de sus actividades productivas, y por tanto cada aumento reduce las posibilidades de crecimento, encarece costos y presiona al alza los  precios de los productos finales.

Aun cuando República Dominicana dispone de las facilidades de Petrocaribe, con acceso a financiamientos por parte de Venezuela para la compra de combustibles, el negativo efecto final del encarecimiento siempre llega.

Los preludios de mayores alzas obligan a procurar ahorro y eficiencia en el consumo de carburantes.

Constituyen además un poderoso motivo para reprogramar inversiones y modificar políticas fiscales para que el Estado, por lo menos, reduzca la transferencia del impacto de los aumentos de precios del crudo a los consumidores.

Estamos hablando de prevenir consecuencias sociales graves, con mayor desempleo y drásticas pérdidas del poder adquisitivo en la gente pobre y de clase media baja.

Las Mercedes

Nuestra Señora de las Mercedes es centro de  un culto de la tradición católica. Proclamada Patrona del pueblo, hacia ella muchos creyentes dirigen sus ruegos y muestran su fe en lo sobrenatural.

Somos una nación educada con énfasis en la religión cristiana. Y en sus creencias, muchos hallan fortaleza y consuelo y tratan de ser justos y solidarios,  inspirados en los Evangelios. Saludemos con respeto esta devoción de la fecha, en un país con libertad de cultos, en el que cada quien puede asumir, ante el misterio supremo de la vida, lo que su conciencia le dicte.

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