Precios en alza pudieran anunciar la primera
escasez global  de alimentos desde  los años 70

Precios en alza pudieran anunciar la primera<BR>escasez global  de alimentos desde  los años 70

Por Jenny Wiggins y Javier Blas
En Londres

Cuando la Organización de Naciones Unidas celebró su “Día de la Alimentación” la semana pasada para publicitar la tragedia de 854 millones de personas mal alimentadas en el mundo, su advertencia de que “todavía hay demasiada gente hambrienta” tuvo algo más de ansiedad de lo habitual.

Encontrar comida para alimentar a los hambrientos se está convirtiendo en una tarea cada vez más difícil, en la medida que alimentos básicos como el trigo, maíz y arroz genera precios más altos. Esto está provocando que todos los países, ricos pobres, compitan por los suministros de alimentos.

La seguridad alimentaria no es una preocupación nueva de los países que han padecido inestabilidad política, sequías o guerras. Pero por primera vez desde los años de la década de 1970, cuando hubo escasez global de alimentos, también está empezando a importar a países más estables.

“El cuadro global completo está lleno de señales de alerta, porque nos estamos desplazando de un periodo de abundantes suministros alimentarios a uno en el cual los alimentos van a estar mucho menos asequibles”, dice Henry Fell, presidente del Grupo de Agricultores Comerciales de Gran Bretaña.

Mientras que el comercio de materias primas agrícolas en alturas récord determinan que un manufacturero de alimentos tras otro eleve los precios -Danone, el grupo francés de productos lácteos, este mes se convirtió en el último que refleja la gravedad de los incrementos en el costo cuando dijo que aumentaría los precios 10%-, los países están empezando a preguntarse si podrán seguir alimentándose por sí mismos.

Los precios del trigo y la leche han subido a alturas históricas, mientras que los del maíz y el frijol de soya están muy por encima de sus promedios de los años 90. El arroz y el café y saltaron a récords de 10 años y los precios de la carne han subido recientemente 50% en algunos países.

“El mundo está perdiendo gradualmente el colchón que tenía para protegerse de las grandes oscilaciones [en el mercado]”, dice Abdolreza Abbasian, secretaria del grupo de comercio de granos en la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de la ONU. “Hay cierta sensación de pánico”, dijo. 

Algunas de las alzas en los precios son resultado de problemas temporales, como una sequía en Australia, y enfermedades, como la sufrida por los cerdos en China.

Sin embargo, existe un incremento más permanente en la demanda de Asia, en la medida que poblaciones más ricas en China y la India exigen más proteínas, y de la industria de los biocombustibles, que está encaminada a consumir cerca de 30% de la cosecha de maíz de Estados Unidos en 2010 -sucesos, que sostendrán los precios en el mediano plazo.

La FAO estima que esas nuevas tendencias estructurales ayudarán a empujar el  costo de los productos básicos de la agricultura en la próxima década entre 20%-30% por encima de su promedio de los últimos 10 años.

Es un problema para economías en las cuales los alimentos constituyen una parte importante de sus pagos por importaciones.

El Fondo Monetario Internacional dice que precios más altos para los alimentos están dañando a las naciones más pobres de África, como Benin y Níger, además de un número de países en Asia, desde Bangladesh hasta la propia China, y partes del Oriente Medio.

Las dificultades son complejas porque la importancia de los alimentos en el gasto general de los consumidores está co-relacionado negativamente con los niveles de ingresos. Por ejemplo, los alimentos son más del 60% de la “canasta de consumo” medida por los economistas en el África Sub-Sahariana, mientras es 30% en China y solo 10% en Estados Unidos, según el FMI.

Para los países que exportan granos y otros productos básicos, como EEUU, Australia o Canadá, pero también parta Argentina y Namibia, los altos precios son lucrativos al nivel macroeconómico y para las empresas y agricultores involucrados. Pero ahí, también, los consumidores sufren. En Italia, que importa cerca de la mitad de sus necesidades de trigo durum, las personas salieron a las calles en el verano para protestar por los precios más altos de la pasta, el pan y la leche.

Los países que exportan granos, en consecuencia, han empezado a restringir la cantidad del grano que exportan, posponiendo ventas o introduciendo en algunos casos, tarifas prohibitivas de exportación para mantener su mercado local bien abastecido, evitando así dañar políticamente los incrementos en el precio de los alimentos.

En Rusia, que tendrá elecciones parlamentarias en diciembre, y donde el presidente Vladimir Putin ha dicho que está “preocupado por el crecimiento del precio, en particular el crecimiento de en los precios de los alimentos”, el gobierno ha introducido gravámenes de exportación al trigo y la cebada, y está analizando nuevos incrementos en las tarifas. Los detallistas de alimentos rusos, bajo la presión del Kremlin, mientras tanto acordaron congelar los precios de algunos alimentos básicos para ayudar a enfriar la inflación.

La vecina Ucrania está valorando cuotas de exportación al maíz, la cebada y el trigo.

Al mismo tiempo, los países importadores de alimentos empezaron a buscar formas de incrementar su producción interna, o construir reservas de emergencia, como protección contra fuertes incrementos en los precios, o escasez. Por ejemplo, Paquistán planea importar más trigo de lo que importa normalmente para asegurar que exista suficiente para alimentar a su población. La India también compró más de lo habitualmente necesario para consolidar sus reservas.

La Unión Europea suspendió sus reglas que prohiben a sus agricultores cultivar cereales en el 10% de sus tierras. Las reglas estaban orientadas a evitar la superproducción, pero Bruselas está preocupada ahora porque no hayan cereales suficientes para satisfacer la demanda.

En EEUU, sin embargo, el Departamento de Agricultura decidió en contra de que se liberen tierras antes de tiempo del Conservation Reserve Program un plan que, al igual que el de los apartados de la UE, le paga a los granjeros para que no siembren alimentos en una parte de su tierra cultivable.

Analistas y comerciantes dicen que es probable que los agricultores en la temporada de 2008 siembren más trigo a expensas del algodón, y en menor medida, maíz, cebada y soya. Esto significa que, mientras que los precios del trigo pudieran caer el año próximo, cultivos como el algodón y el maíz  saltarían en valor por disminución en el suministro.

Las finanzas estatales también están en peligro, mientras los países que importan gran parte de sus alimentos han empezado a incrementar los subsidios que pagan a los productores para compensar costos más altos y la eliminación de tarifas de importación.

Akter Ahmed, un experto en subsidios del International Food Policy Research Institute, un centro de análisis de Washington, dice que los precios agrícolas internacionales están directamente vinculados con el costo de los subsidios de los países que importan. “El incremento reciente en el precio va a ser un drenaje para los presupuestos de los gobiernos”.

La FAO pronosticó que los países con “déficit alimentario” de bajos ingresos el año próximo gastarán más de US$28 millardos (£14 millardos, €20 millardos) en importar cereales, el doble que gastaron en 2002. “La combinación de precios más altos de exportación y el disparo de las tasas por carga están empujando los precios internos del pan y otros alimentos básicos en los países importadores en desarrollo, lo cual ha generado inquietud social en algunas partes”, dijo la organización en su último informe sobre “Cosechas perspectivas y situación alimentaria”.

Egipto, que sufrió las revueltas “Intifada del Pan” en 1977, cuando el gobierno elevó los precios del pan, dijo el mes pasado que estaba aumentando los subsidios que paga a los productores de pan a la luz de los actuales incrementos en los precios globales del trigo.

Realmente, hay en la actualidad pocas posibilidades de que bajen los subsidios en muchos países en desarrollo. Abah Ofon, de Standard Chartered Bank dice que para países como Marruecos, donde una gran proporción de su población vive cerca o por debajo de la línea de pobreza, el trigo es un producto básico en la dieta de la población y por lo tanto, “erradicar los subsidios equivale a un suicidio político en esta etapa”.

En China, el gobierno está aportando subsidios mayores a los campesinos para incrementen su producción agrícola, en particular, de carne de cerdo y leche, después que el país sufriera un pico en los precios este año. Pekín también planea incrementar los subsidios a los residentes urbanos de bajos ingresos y a las cafeterías de estudiantes, mientras que bajó los gravámenes de importación a la soya, para mantener bajos los precios.

Los analistas de materias primas culpan, en parte, a EEUU y Europa por los actuales incrementos en los precios. Alegan que los pesados subsidios a los productos agrícolas apoyados por los gobiernos de estos países en décadas recientes han vuelto no-rentable la inversión en la agricultura para muchos otros países, porque les resulta difícil competir.

Jeffrey Currie, jefe de investigaciones de materias primas en Goldman Sachs, dice que la inversión relativamente baja en la agricultura fuera de EEUU y Europa está regresando para asustar a los consumidores de estos países en la forma de precios más altos en los alimentos, en la medida que los suministros globales de productos agrícolas quedan por debajo de la demanda. 

Los principales exportadores agrícolas del mundo son la UE (liderada por Francia, los Países Bajos, Alemania y el Reino Unido) y EEUU, seguidos de Brasil, Canadá y Australia.

“EEUU y Europa estaban exportando deflación agrícola; ahora estar exportando inflación agrícola”, dice Currie.

El FMI añade que las políticas de los biocombustibles de los países occidentales también respaldan el problema actual. “La política de un país de promover los biocombustibles, mientras protege a sus agricultores, pudiera incrementar otros problemas, probablemente peores, como cuentas más elevadas por importación de alimentos en un país, y traer riesgos adicionales a la inflación o al crecimiento”, dice la institución en su último Panorama Económico Mundial.

Este impacto podría ser mitigado si EEUU y la UE redujeran las barreras a las importaciones de biocombustibles de los países en desarrollo, como Brasil, don de la producción es más barata, más eficiente y desde un punto de vista ambiental, menos dañina, añade el FMI.

En el futuro cercano, la demanda de materias primas agrícolas es probable que continúe aumentando en los mercados mundiales, en la medida que países que antes podían satisfacer sus propias necesidades alimenticias empiezan a importar más, incrementando el desafío global de alimentar poblaciones. Don Mitchell, un economista del Banco Mundial, dice: “aunque China y la India son relativamente auto-suficientes en alimentos, algunos economistas dudan que esto pueda continuar mientras suban los ingresos y [creen] que van a tener que depender más en las importaciones”.

La FAO espera que la India importe más trigo y que China aumente sus importaciones de otros granos para suplir la alimentación de su industria ganadera. Se espera también que ambos países incrementen la importación de aceites que se emplean en la producción de alimentos, como el aceite de palma. El Banco Mundial estima que la producción de cereales tendrá que subir cerca de 50% y la producción de carne en 85% entre los años 2000 y 2030 para satisfacer la demanda global calculada.

Los países desarrollados no son inmunes. En el Reino Unido, el Departamento de Asuntos del Medio Ambiente, Alimentos y Rurales, admitió en un documento en diciembre que la seguridad alimentaria se está convirtiendo en un “motivo de preocupación”.

Kate Bailey, de Chatham House, dice que el suministro de alimentos de Gran Bretaña está enfrentando un “cambio enorme” por  las variaciones en los patrones del comercio global. Los políticos tendrán que volver a pensar en los alimentos como un “activo estratégico”, añade -aún en un país que no ha sido autosuficiente en los alimentos desde la Revolución Industrial.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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