Los políticos dominicanos culpan al Gobierno de turno por lo malo de la situación económica, sin tomar en consideración el impacto negativo del contorno externo. De eso son culpables tanto peledeístas, perredeístas, como reformistas.
En el caso dominicano el factor externo que más influye sobre ese contorno es el precio del petróleo, ya que, en cuanto a la luz, apenas el 10% de nuestra generación proviene de hidroeléctricas. Sin embargo, en años recientes la proporción de la generación que se basa en carbón y gas natural ha subido a un 40% del total y el precio de esos dos productos no necesariamente fluctúa siguiendo el precio del petróleo. Pero en el caso del transporte hasta hace poco un 100% de nuestros vehículos operaban con derivados del petróleo y tardará algún tiempo para que el gas natural represente una proporción importante del consumo de autobuses y carros.
La gráfica que acompaña este trabajo muestra el precio promedio anual del petróleo durante los últimos treinta y cuatro años marcando en color blanco, rojo y morado los años en que han estado en el poder gobiernos perredeístas, reformistas y peledeístas. De su análisis se desprende que Joaquín Balaguer lo tuvo fácil en los años 1976-1977, ya que el síndrome de Tatica lo ayudó con relativamente bajos precios del petróleo. Al pobre de don Antonio Guzmán (1978-1982) le tocaron precios mucho más altos, así como a Salvador Jorge Blanco (1982-1986), a quien, además, le trastornaron los efectos de la década perdida latinoamericana, cuando se secó el acceso al crédito internacional. A Balaguer le ayudó Tatica otra vez durante los diez años (1986-1996), pues los precios bajaron con relación a los niveles de los años perredeístas. Cuando los peledeístas, los morados, llegaron al poder, a Leonel Fernández le fue bien, pues el petróleo se mantuvo a niveles parecidos a los que prevalecieron durante los diez años de Balaguer.
A Hipólito Mejía, perredeísta, también le ayudaron los precios bajos, excepto durante sus últimos ocho meses en el Gobierno, cuando, además, sufrió de la alta inflación y devaluación provocada por la decisión de honrar a todos los depositantes de los bancos quebrados, sin importar el monto de sus depósitos.
Pero cuando los precios realmente se encumbraron fue durante los últimos dos períodos del Gobierno de Leonel Fernández (2004 a la fecha), promediando US$100 el barril en el 2008, nivel que es el que prevalece hoy día.
Gestión de Fernández. ¿Cómo ha podido sobrevivir la gestión de Leonel Fernández con precios del petróleo tan altos?
La respuesta está en el financiamiento de Petrocaribe, programa que se inició en el 2005, primer año completo del segundo Gobierno de Fernández.
Los financiamientos, por año, provenientes de Venezuela han sido como sigue: en 2005 US$160 millones, en 2006 US$289 millones, en 2007 US$258 millones, en 2008 US$528, en 2009 US$231 millones, y en 2010 US$383 millones.
El financiamiento venezolano acumulado en seis años suma US$1,850 millones, convirtiendo a Venezuela en nuestro principal acreedor.
Desde 1962, es decir hace 48 años, el país ha estado endeudándose con Estados Unidos. Sin embargo, en tan sólo seis años ha tomado de Venezuela mucho más de lo que adeuda ahora a Estados Unidos, una suma de apenas US$438 millones, cifra inferior a los bonos soberanos con que se endeudará el país en las próximas semanas y menor a lo que adeudamos a Brasil. Por suerte, esa deuda a Venezuela devenga un 2% de interés y el repago fluctúa entre 15 y 23 años dependiendo del precio del petróleo. Si excede US$40 el barril, como ha sido el caso desde el 2004, el repago es a 23 años.
Todo esto mueve a preguntarnos si la economía dominicana podría sobrevivir si cesa el esquema de Petrocaribe al desaparecer Chávez. Tampoco sobreviviría la economía cubana.