Desde enero del presente año, el administrador del Banco Agrícola, ingeniero Paíno Abreu Collado, introdujo en el Poder Ejecutivo el proyecto para modificar la Ley 4314, siendo remitida por éste al Congreso, donde dormita por un tiempo más que permisible.

El Banco Agrícola es el mayor soporte financiero a los parceleros de la Reforma Agrícola, la mayoría sin títulos, una anomalía que no se justifica desde que el presidente Rafael Bonnelly concretizara el primer asentamiento en Juma, Bonao, en 1962.Los parceleros del IAD producen entre otros grandes aportes, el 80% de la cosecha arrocera y la gran mayoría a los que el Bagrícola presta son agricultores fijos en sus heredades por medio siglo, algunos han fallecido y sus hijos asumieron el relevo de sus progenitores.

Hay las conocidas reservas y/o impedimentos en la banca formal para desembolsar recursos a los parceleros del IAD y el Bagrícola ha debido asumir ese rol, con una famélica cartera crediticia de RD$7,800 mm cuando las expectativas de los productores exceden los RD$33 mil mm/año.

El ingeniero Abreu, un funcionario idóneo sobre el cual nunca nadie ha levantado una voz de censura por los manejos de los recursos, aspira la modificación de la Ley 4314 de manera que los depósitos de los alquileres de viviendas y negocios engrosen las necesitadas arcas del Banco Agrícola para hacer frente a los requerimientos de los taumaturgos de la producción agropecuaria, que tienen en esa institución la única fuente y esperanza de financiar sus actividades productivas.

En el primer trimestre del año el ingeniero Abreu ha recuperado RD$3,457.2 mm de RD$3,331.9 mm que recuperó el año pasado, revelación de la eficiencia y acierto en la distribución de los préstamos que ha sido una norma conductual del funcionario, a quien no conozco, pero sí pondero en su justa dimensión de firme secundador del presidente Leonel Fernández.