Precisiones
CARTAS AL DIRECTOR

Precisiones <BR>CARTAS AL DIRECTOR

Señor director:
La edición de ayer domingo del periódico HOY, de tu atinada dirección, que te ha encontrado recluido por fuerte gripe, trae publicada en la página 3 del Suplemento de Economía, una columna de comentarios sin firma bajo el título de «Babel Económica» -imitando tu estilo periodístico- en la que se hace mención a mi gestión de 4 años como presidente de la Refinería de Petróleo, comparándola con la del actual Presidente, licenciado Arístides Fernández Zucco, que recién se inicia, a partir de ciertas premisas equívocas que me obligan a las presentes aclaraciones.

En primer lugar, la mención parece tener origen en declaraciones o actuaciones públicas del actual Presidente de Refidomsa, Tendentes a reafirmar sus atribuciones en el cargo, abandonadas por algunos antecesores, y de ellas, el o los articulistas afirman rotundamente, que al igual que me pasó a mí, «muy pronto se enterará de que no pasa de ser un Presidente Nominal». Agrega también además, que «si no fuera así, la Refinería estuviera como están las empresas del Estado».

Independientemente de que son los Estatutos de la Refinería los que consagran que el Presidente del Consejo de Administración es además Presidente de la Refinería, es de sobra sabido que la Shell, compañía anglo-holandesa, se ha aclimatado de tal manera a los ejercicios de los representantes del Estado que los dejan hacer y deshacer a su antojo en la Refinería, que cualquier designado en el cargo, que trate primero, de hacer valer sus atribuciones, y segundo, hacerlo para defender los intereses del Estado y de los consumidores, ha de chocar con Shell.

Pero además, la situación de un representante idóneo del Estado, con responsabilidad y valor para no rehuir la confrontación -sea en el plano público o en el privado- se agrava, dada la extendida y generosa corrupción practicada por Shell, no solo de funcionarios a distintos niveles, incluyendo gabinete, sino incluso de Presidentes de la República, igualados por Shell.

Completan su corruptela, editores económicos y uno que otro director de medios, que se encargan de llevar a cabo parte de la guerra psicológica, que incluye destacar lo que conviene a sus patrocinadores, como el aumento del precio internacional del petróleo, para ablandar a la opinión ante las distorsiones que sufren los precios internos, y además golpear a quienes amenazan su negocio.

Tal fue mi caso, y por lo que se deduce de la columna citada, también luce serlo para el licenciado Fernández Zucco. Si así fuere, lo que merece su disposición es aplauso y respaldo, y no el mordaz y mal intencionado comentario de marras, hecho en un falso tono de familiaridad, que persigue desmoralizarlo en la intención de rescatar sus atribuciones, partiendo de las siguientes premisas falsas:

Que hará mal uso de esas atribuciones;

Que toda empresa en manos del Estado es mal conducida;

Que toda empresa que maneje el sector privado -sobre todo si es extranjera como Shell- marchará de manera óptima;

Que Unión Fenosa, Smith & Enron, Cogentrix y ahora Goldamn-Sachs, CDC-Gobierno Británico, AES y otras más, lo hicieron y hacen muy bien en la electricidad, desapareciendo los apagones y bajando su costo;

Que el negocio dirigido por Shell desde la Refinería, violando el Convenio al excluir a sus competidoras, marcha muy bien y que no se nos distorsionan los precios de los combustibles semanalmente;

Que el fracaso de las empresas que pasaron al Estado a partir de la muerte de Trujillo, no fue resultado del saqueo de que fueron objeto por parte del sector privado nacional y extranjero, sino únicamente de la incapacidad y corrupción del sector público;

Suponen también -falsamente- que durante mi ejercicio no fui más que un «Presidente Nominal» de la Refinería. Si así hubiera sido, no se hubiera suspendido el monopolio de servicios que tenía Shell en la empresa, ni se hubiera llevado a licitación toda adquisición de materia prima, productos y servicios a decisión del Consejo que presidía, y no habría hecho respetar mi condición y las decisiones del Estado, para llevar adelante el suministro petrolero del Acuerdo de San José, en lo que antes era coto cerrado de Shell.

Además, durante mi gestión, el Estado negoció la adquisición de las acciones de Shell, se inició la Terminal de GLP de Azua, y se dio acceso directo al suministro de GLP de Refinería a la «Cooperativa la Económica», rompiendo el oligopolio que dirigía Shell desde la Gerencia General, repartiendo anualmente el crecimiento vegetativo del mercado en el mismo reducido círculo de envasadoras, puestas todas de acuerdo en entregar al ama de casa menos de un 70% de la carga.

En esto debo darle el crédito que merece al entonces Secretario de Industria, José del Carmen Marcano, quien a mi solicitud, asumió sus funciones que otros habían subrogado en Refinería.

Los autores del interesado comentario parten también de otra premisa falsa: que el Presidente Fernández actuaría a favor de Shell, como lo hiciera Jorge Blanco Destituyéndome, cuando cuestioné su comportamiento en la Refinería, solicitando una auditoría técnica (por lo de la cuestionable calidad de los productos) y financiera (por lo de las distorsionadas liquidaciones de los ingresos del Estado).

Me he molestado en darle repuesta a esta alusión a mi gestión pública -que no es la primera- porque en este caso es claro que con ello se persigue «darle guerra» ya a Fernández Zucco, lo que tiende a confirmar que la suya está bien inspirada.

Te saluda con sincero aprecio
Atentamente,

Arq. Leopoldo A. Espaillat N.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas