Eugen Ackermann es un diseñador industrial que se inspiró en el concepto de «movilidad alternativa» para idear un vehículo espectacular que mezcla en un solo medio de circulación la ideología del movimiento eléctrico, la bicicleta reclinada y el andar con motor modernos.

Ackermann afirma que «la bicicleta reclinada necesita su propia identidad».

No es sólo un tipo distinto de bicicleta; sus defensores argumentan gran cantidad de beneficios para ella, aunque por ahora no ha resultado ningún «boom» de popularidad.

Quizás, con una ligera ayuda, tal como un pequeño motor eléctrico que ayude en los momentos mas «duros» del pedaleo se convierta en algo más factible y conocido, aunque a la hora de lograr este revolucionario prototipo realmente no está ahí la forma de idear el movimiento autónomo.

La idea fundamental de Ackermann es mezclar el principio de la bicicleta reclinada, donde el conductor va sentado como en un auto, con los pies hacia delante y ayudado con una bici eléctrica, dado que lleva un motor que ayuda al pedaleo.

Para hacerla más utilizable monta una carrocería que protege al ciclista de algunas inclemencias.

Pero es su tren delantero inclinable, al estilo de esos scooter de tres ruedas tipo Piaggio MP3 o Peugeot Metropolis, una de las características más destacable y que mas llama la atención de este prototipo.