Predicadores deploran crisis vive la nación

Predicadores deploran crisis vive la nación

Los sacerdotes que pronunciaron el Sermón de las Siete Palabras el pasado Viernes Santo deploraron la situación de pobreza en que viven dominicanos, la violencia familiar y social y la crisis económica que golpea a la gente.

El sermón sobre las palabras que pronunció Jesucristo en la cruz se hizo desde la Catedral desde las 3:00 de la tarde.

Pronunciaron el sermón los sacerdotes Gregorio Alegría, José Guillermo Rosario, Domingo Legua, Francisco Antonio de León Rodríguez, Néstor Pazos, Martín Lenk y Dionisio Reyes.

Todos proclamaron porque la sociedad se base más en la justicia que en la injusticia y en la honradez que en la corrupción.

Rechazaron la sangrienta guerra que se libra en Irak y que ha dejado miles de muertos e instaron a la población a practicar el perdón.

En el acto que congregó a miles de feligreses, algunos sacerdotes repudiaron el ansia del tener y del poder que ha llevado a la población a vivir en una sociedad neoliberal, egoísta y consumista, donde cada uno “busca lo suyo a como de lugar”.

[b]PRIMERA PALABRA: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”[/b]

Al pronunciar la Primera Palabra del Sermón, el padre Gregorio Alegría, párroco de la Iglesia San Vicente de Paúl, deploró la violencia, el odio y la falta de capacidad de los hombres para perdonar y criticó el neoliberalismo, la guerra en Irak y en Medio Oriente.

«Si nuestra sociedad se basara más en el perdón que en la violencia, más en el amor que en odio, más en la justicia que en la injusticia, más en la honradez que en la corrupción etc., otro mundo tendríamos entre nuestras manos», expresó Alegría.

Significó que el ansia del tener, del poder, «nos ha llevado a una sociedad neoliberal, egoísta y consumista donde cada uno busca lo suyo a como dé lugar».

Se refirió a la capacidad de Jesús para perdonar a los que le crucificaron, lo que definió como su mensaje «revolucionario» porque no es la conducta del común de los mortales.

[b]Dijo que Cristo «comienza su agonía perdonando».[/b]

[b]SEGUNDA PALABRA: «En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el Paraíso»[/b]

El sacerdote Guillermo Rosario Rodríguez, vicerrector del Seminario Redentoris Mater y párroco de la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, critico a los que sólo aspiran el poder y el poseer.

Sostuvo que esta segunda exclamación de Cristo en la cruz demuestra la inmensa misericordia y liberalidad que tuvo el Hijo de Dios.

Afirmó que no todo ha sido un fracaso y que muchas veces, lo que le falta al individuo es ver a Cristo pendiendo de una cruz, para dialogar con Él.

Rosario Rodríguez dijo que la promesa de Cristo es actualizada. Exhortó a la gente a abrir los ojos para que comprendan que la paz es fruto de la justicia y el amor de Cristo.

[b]TERCERA PALABRA: “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu madre”

[/b]

Las desavenencias en el matrimonio, los conflictos generacionales, las separaciones dolorosas, alcoholismo, drogas y la infidelidad conyugal fueron los temas abordados por el padre Domingo Legua, al reflexionar sobre la Tercera Palabra de Jesús en el Monte Calvario.

El sacerdote planteó que la familia dominicana se encuentra ante un auténtico «callejón sin salida» y planteó que el salario mínimo de US$85 es insuficientes para cubrir las necesidades de un hogar y sin embargo sumas similares se gastan “jevitos adinerados” en un fin de semana.

Legua sostuvo que hay tiempos en nuestra vida «en los que la esperanza no es fácil», porque son períodos de tristeza, de angustia, de no ver la salida a situaciones conflictivas o dolorosas.

[b]CUARTA PALABRA: “¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?[/b]

Esta oración de Jesucristo es la única, entre las siete, que manifiesta su profundo dolor en la cruz y que toca las fibras más íntimas de su corazón, explicó el padre Francisco Antonio de León Almánzar, párroco Iglesia Santa María Reina.

El sacerdote dijo que ese grito de Jesús se sigue escuchando hoy en boca de los niños privados de nacer por la irresponsabilidad y la falta de compromiso, de algunos adultos inconscientes.

Deploró la desunión de los hogares donde el hombre y la mujer andan por su lado y nadie se detiene a reflexionar y dialogar las situaciones difíciles.

Entiende que son muchos los jóvenes que han perdido el norte de sus vidas y no encuentran en la sociedad un espacio donde expresarse y servir, por lo que muchos se integran en bandas, se alejen de la Iglesia y abandonen el hogar.

[b]QUINTA PALABRA: “Tengo sed”[/b]

La sociedad «tiene sed de gobiernos honestos, limpios, transparentes, apegados a la verdad, de una justicia sin trampas ni privilegios, de un desarrollo orgánico de nuestra sociedad». Además, tiene sed de educación para todos; sed de salud, de trabajo, de igualdad de oportunidades”, dijo el padre Néstor Luis Pazos, al pronunciar la Quinta Palabra.

«Una vez más Cristo nos representa a todos», dijo el sacerdote.

Resaltó que la frase «tengo sed» fue una expresión de dolor y que a la sed física de Jesús se añade aquí la sed todavía mayor de su deseo de salvar al mundo, de apagar la sed que tiene hoy también la humanidad.

[b]SEXTA PALABRA: “Todo está consumado”[/b]

En la cruz Jesús no solo llegó al extremo del dolor y del sufrimiento, sino al extremo del amor, por lo que desde la cruz salvó el mundo, consideró el padre de la parroquia San Martín de Porres, Martín Lenk.

Opinó que en este tiempo postmoderno lo que preocupa a la gente es lo que tiene que hacer y saber lo que Dios quiere de ella.

El sacerdote jesuita y arcipreste de la zona pastoral Ozama de la capital, consideró que la palabra de Jesús arroja una luz nueva sobre la vida de la gente y se evidencia en la búsqueda ansiosa de la vida.

Planteó que desde la cruz Jesús estableció que se está en la tierra para cumplir con una tarea «y aquel que no se quiere comprometer por no perder nada, posiblemente es aquel que al fin de la cuenta perdió todo».

[b]SÉPTIMA PALABRA: “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!”[/b]

El padre Dionisio Reyes, de la parroquia Cristo Salvador, de sector de Honduras, señaló que hay situaciones de muerte que la Iglesia rechaza con firmeza porque violentan la paz y atentan contra el valor supremo de la vida.

Entre estas situaciones citó el aborto, la violencia intrafamiliar y la inseguridad ciudadana.

Además, el alto costo de la vida, la falta de servicios de salud y educación. La propaganda política indiscriminada, las luchas internas de los partidos políticos, los insultos, descalificaciones y discusiones estériles y bizantinas.

Dijo que el hombre «en vez de emplear su avanzada técnica y capacidades para mejorar la calidad y nivel de vida de las personas y naciones, la usa en gran medida para destruir la vida, creando y manteniendo industrias de muerte y de guerra.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas