Guillermo Caram entiende que en la República Dominicana se debe hacer una economía más balanceada y que para que la nación esté "blindada" económicamente se necesita de la producción.
De seguir como vamos nos estaríamos encaminando a la sociedad del absurdo
El fenecido escritor portugués José Saramago escribió dos ensayos políticamente aleccionadores: sobre la ceguera y sobre la lucidez.
El primero constituye una parábola sobre el egoísmo ciego que amenaza la sociedad actual. El segundo, una reflexión sobre la reacción lúcida de un pueblo desesperanzado e incrédulo ante mecanismos gubernamentales y actitudes de políticos que desfiguran su deber ser cuando asumen cargos públicos.
Las incongruentes actuaciones opuestas a la lógica y racionalidad características del absurdo que observamos en República Dominicana, son tales que justificarían otro ensayo de Saramago.
Activistas que han dedicado años postulando el Estado de derecho y separación de poderes que le es consustancial, montan campamento frente el Palacio para presionar al presidente Abinader que utilice sus poderes para condicionar la decisión del Congreso sobre el proyecto de ley relativo al desembarazo.
Las iglesias, católica incluida, llamada(s) a propiciar un debate sereno y respetuoso sobre el tema, importa como refuerzo un asesor profesional pagado por sus feligreses que exacerba la discusión emocional y superficial del debate; especialmente al corresponderle, en una especie de tal para cual, exaltados procuradores de protagonismo mediático recurriendo a fantocherías.
El conflicto de transporte de turistas en Punta Cana originado por imposiciones violentas de taxistas pretendió ser resuelto por el ministro Collado mediante acuerdo con la empresa victimada sin participación de victimarios. Obviamente, el acuerdo duró lo que “una cucaracha en gallinero” al ser denunciado, inmediata y violentamente, por dichos victimarios.
El Gobierno pretende combatir delincuencia negociando con tenedores ilegales de armas evidenciando notaciones de debilidad e impunidad con transgresores de la ley, lo cual terminará incrementando la delincuencia. Negociar con delincuentes es como dormir con enemigos.
El gabinete de salud propaga la vacunación para volver a la normalidad. Hace creer que con la vacunación se venció y/o se vencerá el covid-19, induciendo relajamiento en el cumplir y hacer cumplir protocolos sanitarios como desde ya se observa en mala utilización de mascarillas (inadecuadas), abandono del distanciamiento, toma de temperatura e higienización de utilerías en establecimientos y espacios públicos, incluyendo de salud; olvidando que solo está cubriéndose 8% de la población e ignorando que países altamente vacunados-europeos y suramericanos-están teniendo que recurrir nuevamente a confinamientos, sin explicarse como con amplia vacunación hay más contagios. Grandes expectativas no cumplidas, generan graves frustraciones
Observamos absurdos acumulados.
El absurdo muro fronterizo, por ser fácilmente salvable con pirámides humanas, garrocha, escalera o túnel; se propone ejecutar con financiamiento internacional cuando la comunidad internacional postula puentes unificatorios de la isla.
De seguir con absurdos como estos, aleccionados por los ensayos de Saramago, estaríamos encaminándonos hacia una sociedad, Gobierno incluido, regida predominantemente por el absurdo.