Preferencias sinceras y adhesiones compradas

Preferencias sinceras y adhesiones compradas

Hay varias paradojas enormes de la política dominicana. Una es que el PRD y su maquinaria propagandística han logrado muy exitosamente vender la idea de que quienes preferimos a Leonel Fernández por encima de los demás líderes políticos lo hacemos sólo porque nos han “comprado”.

Y atribuye las proyecciones de los mejores encuestadores, como la Penn & Schoen, a un enorme gasto de fondos públicos para pagar las adhesiones que darían al PLD un triunfo arrollador en las elecciones del próximo 16. 

Resulta sin embargo que, al menos en el caso de mi programa “La Silla Roja”, menos de un 6% (seis por ciento) de la publicidad proviene del Estado, y ni siquiera se trata de alguna dependencia de la Presidencia sino un solo anuncito del Banco Central.

Si las preferencias políticas dependieran exclusivamente de ser favorecido o no con publicidad oficial, el autor de este artículo carecería de buenas razones para entender o explicar su profesada preferencia por el Presidente Fernández.

Al mismo tiempo que el PRD ofende a tantos periodistas (aunque no le falta razón al señalar cómo se han enriquecido unos cuantos “malandros”), no pierde oportunidad para atribuir al gobierno un alegado control mediático que más que una denuncia parece una excusa para la impopularidad de ciertos dirigentes del propio PRD.

Si uno fuera a llevarse de lo que dicen los voceros perredeístas, la fortaleza del PLD y del gobierno resulta sólo de las papeletas y del control de los medios de comunicación. Ese argumento ha calado tanto que periodistas, economistas y otros “opinadores” independientes lo repiten cual verdad convencional.

Sin embargo, de entre los 20 ó 30 principales líderes de opinión del país, casi todos los que gozan de mayor credibilidad carecen de vínculos comerciales o económicos con entidades oficiales.

Y al mismo tiempo, aquellos que sí reciben sumas millonarias mensualmente, sea por publicidad o por servicios prestados, no son precisamente aquellos más creíbles, más admirados por su honestidad o más capaces de motivar votos.

De modo que aquello que el PRD atribuye al PLD, que es control mediático, es algo alcanzado y manejado excelentemente por el propio PRD, que ha logrado sembrar provechosamente la idea de que el PLD controla todos los medios cuando no es verdad.

Del mismo modo que uno respeta las preferencias de los perredeístas sus voceros deberían respetar las ajenas, pues no todos somos iguales.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas