Pregunta sobre el año escolar

Pregunta sobre el año escolar

Después de un penoso año lectivo a causa de la pandemia, el regreso a una docencia presencial reta al sector público a recurrir a las mejores herramientas posibles en el orden físico, incluyendo planteles, que deberán estar a cargo del profesorado más calificado.

En lo primero, se tiene comprobado que el Estado no ganó tiempo en el cese forzoso de actividades aun disponiendo de los recursos presupuestarios que no se ha dejado de asignar y que habrían permitido una rehabilitación masiva de escuelas.

En lo segundo, el Ministerio de Educación dejó fuera a miles de egresados de instituciones de formación magisterial reconocidas, lo que crea el riesgo de que se pueda ingresar a la docencia a partir de unas discrecionalidades salidas de exigencias pedagógicas.

Se trata de autoridades de un acentuado compromiso partidario, henchidas de júbilo por su pasado triunfo electoral, cercadas por oleadas de activistas que no creen en cuentos con eso de que «si ganamos, los puestos del Gobierno deben ser para nosotros».

Debe certificarse con la mayor transparencia posible que se evitaría causar daños a la educación pública a través de una inusitada disminución en requisitos para la contratación de maestros, despreciando a los más calificados gracias a cuantiosas inversiones de Estado orientadas a dotar de excelencia el sistema educativo nacional. Sería asignar tareas docentes abandonando camino real por vereda.

Funcionalidad ante mal porcino

El país puede producir con continuidad y sin riesgos virales la carne omnipresente de los marranos. Todo iría bien con los criados en granjas de modernidad y técnicas que basan el éxito económico en ambientes regulados y controles veterinarios, como si se tratara de “niñas” con hocicos y pezuñas hendidas, que deben sobrevivir en buen estado de salud para llegar a la madurez gordas y coloradas, aptas para el matadero.

Además de que cocer bien los cortes, incluyendo los que dan para chicharrón llevados a fuego extremo, elimina transmisiones de una enfermedad que la naturaleza reserva para los cochinos, siempre que sean de cuatro patas. Por más que sacrifiquen a los ejemplares de zonas marcadas por la presencia de la Fiebre Porcina Africana, lo inocuo puede seguir disponible. Chuletas, lomos y costillitas fuera de dudas.

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