Preguntas indecentes

Preguntas indecentes

¿Cuál es el principal problema de la sociedad dominicana? ¿La escasez de empleos? ¿La falta de educación? ¿La indisciplina general? ¿La rapacidad de los funcionarios? ¿La incapacidad de los políticos para formular un proyecto colectivo de vida común? ¿La carencia de amor propio o autoestima? ¿La pereza para el trabajo organizado? ¿La espantosa tradición dictatorial que representan Santana, Báez, Lilís y Trujillo? ¿Hay valores morales que son imprescindibles para la civilidad? ¿Existen funciones corporales y de la voluntad que dependen de la buena o mala alimentación? ¿La pobreza ha condicionado nuestras posibilidades culinarias? ¿Enseñar a comer, es más importante que enseñar a leer?

Cada uno de los asuntos relacionados en el párrafo que antecede debería ser objeto de un “simposio”, en el cual participen profesores universitarios, funcionarios gubernamentales, dirigentes de los partidos políticos. En nuestro país se han celebrado conferencias para todos los fines imaginables. Antiguamente se les llamaba “seminarios”; pero ese nombre adquirió cierto “tinte eclesiástico”; entonces empezó a llamárseles “simposios”. Este nuevo membrete llegó a parecer “griego y estilista”. La decisión fue llamarles “talleres”, una designación con sabor proletario. Seminarios, simposios, talleres, se han celebrado para conocer mil problemas de carácter internacional. Podrían prepararse unos pocos con temas exclusivamente nacionales.

Las nuevas tecnologías informáticas, la globalización del comercio agrícola, la competitividad en la América latina, son temas más “prestigiosos” que los mencionados arriba; pues tenemos la tendencia a mirar hacia afuera y no hacia adentro, hacia los entresijos del país donde nacimos, crecimos y sufrimos. ¿Quién va a querer participar en un taller donde se hable del mangú o del sancocho? ¿De la pereza laboral? ¿De la rapiña de los dirigentes de los partidos tradicionales?

En algún momento de nuestra historia venidera, unos cuantos sujetos “impertinentes” plantearán estas cosas a la consideración de otros dominicanos. Será un “simposio”, “seminario” o “taller”, al que no podrán ser invitados los miembros del cuerpo diplomático “acreditado en la RD”; ni tampoco los delegados de los países miembros del SICA, del PEPO o del CUCA. Será un “conclave” para sacar los mocos de las narices de los propios dominicanos. Cuando se vea claramente la forma de repatriación de los indocumentados haitianos… estaremos listos para inaugurarlo con esplendor.

 

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