Preguntas que necesitan respuestas

Preguntas que necesitan respuestas

HAMLET HERMANN
Siempre he sido espectador lejano de los manejos internos de la prensa dominicana a pesar de tener varias décadas emborronando cuartillas y gozando del favor de quienes optan por publicarlas. No puede negarse que la casualidad tiene mucho peso en las decisiones de publicar algo o no, pero la causalidad, así como los intereses políticos y económicos tienen la tendencia a predominar al momento de decidir. Eso me dicen.

Lo anterior viene a colación porque el pasado 2 de septiembre de 2007 el New York Times publicó un extenso reportaje en torno al tren subterráneo que se construye en la ciudad de Santo Domingo. Lo firmaba el experimentado Mark Lacey, actual corresponsal del NYT en México. Nada nuevo había allí para los dominicanos. Aquello de que una construcción como esa se estaba priorizando por encima de la salud, la educación, la vivienda y la energía, es agua pasada por el molino.

Y así otros aspectos más que podrían sorprender al estadounidense común pero para nosotros son cuestiones harto denunciadas sin que los autores intelectuales y materiales de ese despilfarro hayan puesto oídos atentos para escuchar. No obstante, podría decirse sin alejarse de la verdad que, el trabajo del profesional egresado de Cornell no fue complaciente en su valoración de la obra de ingeniería ni en torno al efecto que ésta podría tener sobre la economía nacional. O lo que es lo mismo decir, no era material que podía ser usado en la campaña reeleccionista del presidente Leonel Fernández, principal inspirador y auspiciador de esa obra. Pero no tan lesivo como para ignorarlo totalmente.

Sin embargo, ese no es el punto que más podría llamar la atención. Surgen preguntas que necesitan respuestas. Una es: ¿por qué en septiembre de 2007 se interesa el prestigioso New York Times en un asunto como “El Metro de Santo Domingo”? Sabido de sobra es que República Dominicana no es un tema prioritario para el NYT. Cuando el presidente Fernández se entrevistó con su homólogo Bush en la Casa Blanca y visitó las oficinas del FMI en Washington hace algún tiempo esta información no fue destacada en las páginas del periódico neoyorkino. La publicación más reciente en ese medio sobre este país del Caribe vino motivado porque estuvimos en el trayecto del huracán Dean. Sin embargo, toda una página y miles de palabras han sido dedicadas ahora a la colosal obra del Metro de Santo Domingo. ¿Quiere ese medio de comunicación llamar la atención de los estadounidenses sobre cuestiones que los patrocinadores de la obra han tratado de disimular? ¿Tiene esta publicación algo que ver con el afán de la embajada estadounidense en la lucha contra la corrupción gubernamental? ¿Tuvo alguna influencia en la elección del tema el hecho de que en la enorme suma que cuesta esa obra no haya un solo dólar estadounidense sino que todo haya sido gastado en euros?

La otra pregunta interesante es: ¿por qué la mayoría de los medios de comunicación de República Dominicana evadió publicar el reportaje o realizar comentarios al respecto? Los ignorantes asumimos que el espléndido despliegue de página entera en el periódico más importante del mundo debía llamar la atención de los que manejan las noticias aquí. Pero no fue así. Sólo este matutino HOY tradujo y publicó en toda su extensión el contenido del reportaje y uno de sus articulistas lo mencionó de pasada. Y ahí quedó todo. ¿Comentarios analíticos de los sesudos analistas dominicanos sobre el asunto? Ninguno. Y de ahí surgen otras preguntas. ¿Estará funcionando la censura previa sobre un tema que podría indisponer con el gobierno que patrocina esa obra al que lo utilice? ¿Estarán censurándose a sí mismos los abundantes y bien pagados programeros para no calentarse con el anunciante más poderoso en los medios de comunicación? ¿Por qué no ha respondido el vocero de la Presidencia a algunos señalamientos precisos que en esa publicación aparecen? ¿O será que los articulistas se habrán cansado de tratar el asunto del Metro ante la sordera absoluta del gobierno dominicano?

¿Por qué los que producen la opinión publicada y los que administran el Estado habrán preferido convertir este reportaje en un misterio?

Preguntas necesitan respuestas.

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