Premio Nacional de Literatura

Premio Nacional de Literatura

El Premio Nacional de Literatura, que otorgan el Ministerio de Cultura y la Fundación Corripio, recae en esta oportunidad en Armando Almánzar, un depurado cuentista, crítico de cine y periodista que ha ganado espacio privilegiado en el ámbito literario.

El galardón, constituido por un pergamino de reconocimiento y una dotación en metálico, será entregado durante una ceremonia a realizarse el 8 de febrero en el Teatro Nacional.

Al adoptar la decisión, el jurado consideró que la obra literaria de Almánzar lo tipifica como una figura representativa de la generación de los años 60, época en que el escritor formó parte activa del grupo literario El Puño, fundado en 1966.

Almánzar nació en Santo Domingo el 22 de mayo de 1935. Inició estudios de Derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, pero su inclinación cinematográfica hizo que los abandonara para dedicarse de lleno a la crítica de cine, la producción literaria y otras tareas afines.

Son suyos los cuentos “Límite”, “Infancia feliz”, “Selva de agujeros negros para Chichí la Salsa”, “Cuentos en corto metraje”, “Marcado por el mar”, “El elefante y otros relatos extraños”, “Arquímedes y el Jefe y otros cuentos de la Era”, entre otras obras. Enhorabuena.

Riqueza y pobreza

Si este país se destaca en la región por tener una de las economías más estables y vigorosas, también sobresale por su extrema pobreza en materia de educación, una condición que ha sido afirmada y reafirmada por diversos medios. Según un ranking escolar elaborado por la Fundación Pensar y Crecer, para el año escolar 2010-2011, el 82.7 por ciento de los centros educativos que existen en el país  obtuvieron una clasificación promedio de menos de 55 puntos en sus estudiantes.

El mismo estudio indica que solo un 7.1 por ciento de los centros educativos merece una puntuación “A”, con calificación de 85 puntos o más.

Estos resultados tan deprimentes son el contraste entre la bonanza que se pregona al evaluar el comportamiento económico y la pobreza que se detecta en el resultado de políticas de Estado tan vitales como la educación.

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