Premio Nacional de Literatura: palabras del doctor Jorge Tena Reyes

Premio Nacional de Literatura: palabras del doctor Jorge Tena Reyes

Señor

José Luis Corripio Estrada,

Presidente de la Fundación Corripio;

Señor

José Antonio Rodríguez,

Ministro de Cultura;

Señores

Miembros del Jurado del Premio Nacional de

Literatura 2014;

Señor

Jacinto Gimbernard,

Director Ejecutivo de la Fundación Corripio;

Licenciado

José Alcántara Almánzar,

Asesor de la Fundación Corripio;

Distinguidos miembros de la familia Corripio Alonso;

Señor

Erasmo Cáffaro,

Director del Teatro Nacional;

Señoras y señores:

La entrega del Premio Nacional de Literatura coincide anualmente con el mes de la Patria, circunstancia que le adhiere singular importancia, sobre todo cuando se impone como consigna fortalecer el sentimiento de la nacionalidad concebido por los forjadores de nuestra Independencia.

A instancia de la Fundación Corripio y del Ministerio de Cultura, nos reunimos esta noche en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito para entregar al poeta Tony Raful Tejada el Premio Nacional de Literatura 2014. Se trata de un reconocimiento que consagra a un escritor dominicano que por el valor de su obra, contribuye a enriquecer la literatura en nuestro país.

Tony Raful tiene como escritor una línea de prioridad, la poesía, género que preferentemente cultiva, y en el que ha producido, entre otras obras: La Ciudad y sus Cantos; La Poesía en el Tiempo; La Barca y el Gavilán, arengas del alba y la lengua; Mirándola Bailar, cantatas y partituras para amantes y duendes.

En la estimación de su obra, el Jurado consideró “la trascendencia de su labor poética entre los escritores de posguerra, distinguiéndose como uno de sus poetas representativos, por la variedad temática, la amplitud de su obra conjunta, donde sobresalen ensayos sobre algunas de nuestras gestas patrióticas y figuras históricas del siglo veinte”.

Resulta alentador que aún podamos galardonar a un poeta y valorar sus significativos aportes al quehacer cultural dominicano. Esta es una acción que nos enaltece, debido a que en el país se siente más bien la ausencia de una acción cívica activa, capaz de contener, con hechos tangibles, la inversión de valores éticos que acrecientan la angustia colectiva, por la ocurrencia de sucesos que empañan la convivencia civilizada y armónica.

Ante esta extraña circunstancia, parecería que lo menos que necesitamos en los momentos actuales es poesía, o la exaltación de los valores de la cultura; sin embargo, creo como Pedro Henríquez Ureña que la “cultura salva a los pueblos”, por lo que con actos como este sembramos esperanzas en el pueblo dominicano. Es preciso contrarrestar los atractivos del dinero fácil y la persistente incidencia de hechos delictivos, como lo han sugerido prestigiosas instituciones cívicas. Situación esta a la que también se refieren los medios de comunicación existentes en el país.

Hace algunos días inició su andadura en lengua española un ensayo del profesor y filósofo italiano Miccio Ordine, con el título: “La Utilidad de lo Inútil”. En este interesante ensayo, el autor expresa el poco interés de la política por los bienes del espíritu, porque a su juicio “la barbarie de lo útil ha corrompido nuestras relaciones y afectos íntimos”.

Los partidarios de la “dictadura del provecho” dirían que estas son simples lucubraciones filosóficas; pero el autor antes citado entiende que “en épocas de crisis moral hay que doblar el presupuesto de la cultura”.

Este clamor nos convoca a una honda reflexión acerca de la utilidad de la cultura en su lucha desigual con el utilitarismo absorbente, que margina la educación permanente del ciudadano y el ejercicio cívico de la libertad de expresión, acciones que podrían dar como resultado negativo lo que Vicente Camps denomina una “democracia sin ciudadanos”.

Tal vez entonces, si superamos esta preocupante desigualdad, podrían volver a resurgir las librerías que ahora se cierran y, consecuentemente, florecer el útil comercio del libro, eje principal de la difusión de la cultura en sus distintas manifestaciones.

El poeta Tony Raful jerarquiza el valor de la cultura con su producción poética, situándose en el más alto nivel en esta línea de creación literaria. Para él, como lo expresa en su artículo: Ensalmo de la palabra alada, “la poesía es un misterio encantador que da indicios fehacientes de una zona sagrada de la palabra fundacional”.

Señoras y señores: Para un creador como Raful, el premio que se le confiere es un compromiso y un reclamo para que continúe alimentando el florido huerto del parnaso dominicano.

Felicitaciones, pues, en nombre de la Fundación Corripio y del Ministerio de Cultura, al ganador del Premio Nacional de Literatura 2014.

MUCHAS GRACIAS

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