Madrid.  EFE.  Las prendas coloristas de Agatha Ruiz de la Prada convivieron  en Cibeles Madrid Fashion Week con las flamencas propuestas de Victorio&Lucchino, los femeninos cortes de Roberto Torretta y las bien definidas siluetas de Amaya Arzuaga.

La diseñadora Agatha Ruiz de la Prada presentó en Cibeles Madrid Fashion Week una colección sin nombre, con mucha luminosidad y prendas más ponibles, en la que el uso y dominio del color estuvo presente.

Denominador común.  Como no podía ser de otra manera, el corazón en diferentes tonos y tamaños sobre vestidos, camisetas, pantalones y complementos fue el denominador común de la colección.

Su colección comenzó con un vestido corto conjuntado con unas medias con costura, que curiosamente era una fila vertical de pequeñas lucecitas presentes también en complementos como sombreros, diademas o cinturones.

Para la noche, la diseñadora madrileña reservó los “pailletes” y “lentejuelas” en tonos vibrantes y eléctricos, colores con los que se atrevió a dibujar su propio rostro sobre minivestidos de corte roquero.

Fue aplaudida una voluminosa falda verde, cosida a modo de hojas y conjuntada con una camisa amarilla con mangas que emulaban un gran globo desinflado. “Es una colección más trabajada, muy mía”, dijo a Efe la diseñadora.

En cuanto a las propuestas del argentino Roberto Torretta, son “una evolución” de las colecciones anteriores donde “lo mejor del pasado se fusiona con la frescura del futuro”, según contó el diseñador a Efe.

Los tejidos, la lana, la gasa, el satén y el cuero se mezclaron  con el fin de enriquecer las prendas, dijo Torretta.    El visón estuvo presente en los ribetes de los bajos de las faldas y en los cortes de manga, así como en manguitos que abrigan el antebrazo.

El zorro finlandés dibujó un fabuloso chaquetón.

Amaya Arzuaga

Propuesta

Con una colección muy serena, marcada por el negro y el piedra con toques de cereza y humo, la diseñadora Amaya Arzuaga trató el punto como tejido para confeccionar largos vestidos de rayas.

Faldas de lana, vestidos-camiseta y abrigos de pelo de conejo con cancán en tonos sorprendentes como el verde esmeralda, marcaron la colección de Amaya Arzuaga, en la que no faltan sus clásicas faldas minis de amplio volumen.