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Los periodistas en Haití siguen siendo “blanco de los ataques” y secuestros de las bandas armadas, en una situación de “gran peligro e inseguridad” y “sobreviviendo como pueden” en un país que vive inmerso en una crisis y violencia sin fin, y en olvido internacional.
Así lo expresó ayer con preocupación Javier Valdivia Olaechea, vicepresidente regional para Haití de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
“Haití atraviesa uno de los peores momentos de su historia. Puerto Príncipe (la capital) está tomada por las pandillas que han acorralado a la población, y los periodistas trabajan con sueldos miserables” y expuestos a la violencia, alertó Valdivia.
Por ello, exhortó a la comunidad internacional a que tome “acciones concretas” y “acuda en defensa de los periodistas haitianos”, que “siguen sufriendo y arriesgando sus vidas” ante la impunidad que impera en el país y en situaciones de “enorme precariedad laboral e inseguridad».
Denunció en la presentación de su informe que en 2022 nueve periodistas haitianos fueron asesinados y que, hasta la fecha, ninguno de estos crímenes “ha sido siquiera investigado». “No podemos permitir que los crímenes contra periodistas queden en el olvido”, subrayó.
Censuró también el ejecutivo de la SIP el “desinterés total” de la comunidad internacional, que solo muestra algún gesto o “comunicado de buena voluntad” en situaciones puntuales de crisis en el país caribeño, algo que rara vez se traduce en algo concreto.
Alertó que la crisis, de no atajarse, puede expandirse y afectar directamente a los países de Caribe, República Dominicana y Estados Unidos, ya que Haití es “un lugar donde no se puede vivir».