SANTIAGO (R.Dominicana) (EFE).- La Iglesia católica dominicana expresó ayer su preocupación por los hechos de violencia protagonizados por dominicanos y haitianos en Hatillo Palma, noroeste dominicano, que han dejado tres muertos y cinco heridos. El presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, Ramón Benito de la Rosa, llamó a trabajar para que estos grados de violencia no sigan expandiéndose a otros lugares del país.

Asimismo, planteó a las autoridades dominicanas y haitianas dialogar y buscar una solución conjunta al problema.

El también arzobispo de Santiago (norte) reconoció el derecho que le corresponde al Estado dominicano de sacar de su territorio a los extranjeros que residen de manera ilegal, pero entiende que hay que evitar los «errores» y las «equivocaciones».

El pasado 9 de mayo una dominicana fue asesinada durante un robo atribuido a haitianos, que enfureció a los habitantes de Hatillo Palma y provocó que una turba quemara sus enseres y la repatriación de miles de haitianos.

La situación de violencia y tensión en el poblado se agravó esta semana con el asesinato de dos haitianos, crimen en el que están supuestamente involucrados varios dominicanos, según dijeron testigos.

Varias organizaciones civiles de Hatillo Palma denunciarán hoy en un encuentro con legisladores, autoridades y representantes de organismos de derechos humanos, la supuesta xenofobia que promueven grupos defensores de los inmigrantes haitianos en contra de los residentes de la localidad.

El portavoz de las organizaciones populares de Hatillo Palma, Johnny Acosta, denunció que cuando mataron a la dominicana Maritza Núñez y dejaron gravemente herido al esposo de ésta, los defensores de los derechos de los haitianos no se pronunciaron al respecto.

Sin embargo, aseguró que «cuando las autoridades comenzaron a arrestar y a repatriar a haitianos para protegerlos de posibles hechos de violencia, esos grupos se pronunciaron y presionaron hasta que lograron que el Gobierno suspendiera las deportaciones».