«La depreciación del dólar se acelera, y lo que hasta ahora era un corrección ordenada puede degenerar en corrección más violenta», estiman Stephen Jen y Charles St-Arnaud de Morgan Stanley.

WASHINGTON, (AFP) – La incesante caída del valor del dólar preocupa cada vez más a los mercados, al punto de que se abre camino la idea de una intervención concertada para detener su declive, a pesar de que esa posibilidad es por ahora hipotética.

«La depreciación del dólar se acelera, y lo que hasta ahora era un corrección ordenada puede degenerar en corrección más violenta», estiman Stephen Jen y Charles St-Arnaud de Morgan Stanley.

Si el fenómeno se mantiene, los costos potenciales anularán rápidamente los beneficios de un dólar débil. Por esa razón «no es demasiado pronto para comenzar a contemplar la posibilidad de intervenciones coordinadas en el G7», agregan los analistas en una nota.

Según ambos, se necesitarán varias semanas para que las siete economías más poderosas del mundo encuentren un terreno común a pesar de sus divergentes intereses.

Pero tal vez haya que llegar a eso, puesto que «durante los últimos treinta años, las intervenciones coordinadas se revelaron decisivas para alterar las tendencias de fondo de las grandes monedas», afirman.

Lo que podría acelerar el proceso es la rapidez con la que el dólar está perdiendo valor: se devaluó 5,4% frente al euro y 6,8% frente al yen en el curso del trimestre terminado en setiembre.

La caída, alimentada por la crisis inmobiliaria y financiera en Estados Unidos, se intensificó estos últimos días por declaraciones de altos funcionarios chinos que anunciaron una reducción de la parte de las enormes reservas del país que se hacen dólares.

Los analistas comienzan a señalar las desventajas de tener un dólar débil.

Por supuesto que una moneda de menor valor relativo permite a Estados Unidos vender más en el exterior y mejorar su balanza comercial. Su déficit se redujo 0,6% en setiembre y se situó en 56.500 millones de dólares.

Pero el dólar débil encarece los productos importados y su vulnerabilidad aumenta debido a las enormes reservas del billete verde que existen en el extranjero. Estas «dejan a la economía estadounidense a merced de los bancos centrales extranjeros», señala Noble Drakoln de Liverpool Derivatives Group.

Los llamados a hacer algo también comienzan a sentirse en los medios de comunicación financieros.

Señales de impaciencia por baja del dólar

De visita en Washington, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, pidió el martes un dólar fuerte, afirmando que «una gran economía debe tener una moneda grande».

El miércoles fue el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, quien consideró «inoportunos» los recientes movimientos en el mercado de cambios.

La debilidad de la moneda estadounidense estará en el centro de los debates, aseguró el ministro canadiense de Finanzas, Jim Flaherty. Los ministros de Finanzas de los países más importantes tendrán oportunidad de hablar a partir de la semana próxima, en la reunión del G20 , que tendrá lugar en Sudáfrica.