POR GERMAN MARTE
El Programa Mundial de Alimentos aún no fija posición respecto a los biocombustibles como el etanol, pero le preocupa el impacto que los mismos puedan tener en los precios de alimentos como el maíz.
Mack Ramachandran, asesor de la oficina regional del PMA, explicó que ese organismo trabaja en coordinación con otras agencias de las Naciones Unidas para la Almimentación y la Agricultura (FAO) para hacer una investigación sobre el etanol. Indicó que en países como Nicaragua, Honduras y Guatemala ya los precios del maíz se han disparado.
Dijo que aquellos que tienen un superávit de producción se benefician con el etanol; mientras, las naciones que tienen que comprar fuera la mayor parte de sus alimentos enfrentan problemas.
No es lo mismo
Pável Isa, representante en el país del PMA, consideró que no es lo mismo producir etanol a partir de caña de azúcar que hacerlo a partir del maíz.
De usarse maíz, advirtió Isa, el impacto del etanol en los precios de ese alimento sería mucho más importante.
No podemos hablar de biocombustibles en un sentido único y amplio, sino que hay que ver cuál es el cultivo, manifestó Isa.
Añadió que si un país produce mucho maíz, probablemente le sea beneficioso el plan, pero si se trata de una comunidad o un país comprador neto de maíz, entonces va a sufrir.
Desafortunadamente, explicó, en un país como México, que pasó de ser un productor de maíz a un importador neto del alimento, en el marco del Tratado de Libre Comercio que implicó una reducción de la producción, y una dependencia del maíz de Estados Unidos, el impacto es negativo.
Ese hecho recupera un poco la idea de que las naciones precisan de cierta soberanía alimentaria, no depender tanto del extranjero. Lo mismo pasa en República Dominicana con la leche.
Quizás tengamos que pensar en que depender totalmente de importaciones puede hacernos vulnerables, sin que esto implique auto abastecernos a toda costa, no se trata de eso, sino de tener ciertos márgenes, dijo Isa.
Todo depende del país y del producto que se trate.