Preocupación llega más lejos

Preocupación llega más lejos

Lo que un gobierno haga con el dinero que recauda es ciertamente del mayor interés de los contribuyentes, como bien apuntó antier el Presidente Danilo Medina, entendiéndose que está consciente de que el escepticismo respecto a la forma de gastar del Estado siempre se hace presente. A través del tiempo se han dado motivos de sobra para ello, considerándose que el sector público no siempre se acoge a un orden de prioridades. Ganándose además la fama de ligero como adquiriente y contratante que acepta con recurrencia pagar mucho más por lo que realmente cuestan los bienes y servicios. No pocas veces han surgido dudas, vox populi, sobre procesos de licitación que no protegen los mejores intereses de la nación. El pago de comisiones encarecedoras, difícil de probar, es una preocupación permanente.
A la habitual preocupación por lo que se haga con lo recaudado se suma otra por el uso a dar al ahorro del pueblo representado por las cotizaciones en el plan de pensiones, expuesto a la persistente aspiración oficial de ampliar su capacidad de gastar. Ya gran parte de la millonada acumulada por los dominicanos que aspiran a un retiro con solvencia de la vida productiva (más de un 66% de ese total) está convertida en deuda fiscal y cuasi fiscal. La proporción es alta y no cesa la tendencia a crecer, quebrantando una norma que dice que esos huevos deben estar en una diversidad de canastas para protegerlos.

Una sensible meta pendiente

La República Dominicana tarda en llegar al logro de reservar en sus sistema sanitario la cantidad de sangre imprescindible para las necesidades ordinarias de transfusiones. Ante las urgencias por cirugías no electivas, con frecuencia familiares y amigos de pacientes tienen que lanzarse perentoriamente a la búsqueda de donantes. A la difusión por diversos medios de comunicación de situaciones críticas para salvar vidas.
Procede formular un llamado a la nación y a las autoridades con capacidad de gestión, a dar vigor a una campaña que fomente la creación de una cultura de donación. De generar una inspirada actitud solidaria y previsora que asegure una disponibilidad permanente de sangre. Disponer de ese tejido líquido vital para la demanda ordinaria e imprevistas desgracias mayores, debe ser un objetivo inaplazable.

 

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