Preocupación por el retorno

Preocupación por el retorno

Extrañada prolongadamente de las aulas, la infancia dominicana se adentra en riesgos para sí misma y para las metas de superar las deficiencias pedagógicas reinantes. Escúchese al Banco Mundial que diagnostica a la enseñanza público-privada como expuesta a un ensanchamiento de la brecha entre alumnos de diferentes condiciones sociales si no se logra por un año más el retorno a la docencia. Las familias sumidas en pobreza son las que más urgentemente requieren de lo presencial para que los hijos permanezcan en algún aprendizaje. Si se les hace difícil cubrir otras necesidades ordinarias, si carecen de apropiadas herramientas y modernidades que transmitan conocimiento, y si los padres no fueron escolarmente bien formados, los estudiantes carenciados resultan atrapados en una marginación difícil de salvar.

Las franjas de habitantes de escasos recursos estarían llevadas a una aguda desventaja comparadas con sectores de clases media y alta de suficiente poder adquisitivo y calidad de vida. Con alternativas en forma de salas de tareas en discretas burbujas protectoras de la salud y en familiaridad con instrumentos para mantener a los niños en pragmática relación con el conocimiento. Las autoridades deben concentrar energía y atención en la docencia semi-presencial en marcha, esperanza de los desposeídos que, sin maestros, tienen mucho que perder. La cuenta regresiva debe ir hacia una creciente reapertura.

La pandemia
y los ahorros

El terremoto económico asociado al virus SARS-CoV-2 causa bajas indiscriminadamente y ha restado a los fondos de pensiones 156 mil cotizantes que en sus apuros por la circunstancial caída de ingresos dejaron de aportar capitales que continuamente deben generarles réditos. Inevitable merma de recursos para la función social del sistema que reserva monedas para los paulatinos retiros laborales de los afiliados.

La erosión coincide con la temeridad de pretender asestarle un zarpazo de 30% a los dineros que están pariendo dinero y que no permanecen, ni remotamente, alojados en bóvedas a disposición de cualquier masiva impaciencia por retirarlos antes de tiempo. La operatividad de un tipo de ahorro que cobra valor con el tiempo, no puede estar expuesta a veleidades e improvisaciones en materia financiera.

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