Preocupación por Valle Nuevo

Preocupación por Valle Nuevo

La condición actual de la «Madre de las aguas» en alturas de cordillera tiene en ascuas a consagrados defensores de los recursos naturales. Valle Nuevo inquieta a la generalidad de los ambientalistas. La gran excepción frente a lo que se describe como palpable realidad la constituye el Ministerio de Medio Ambiente que en una etapa anterior de su esencial rol abrazaba la causa del santuario con empeño y que emprendió un meritorio proceso de erradicación de cultivos y asentamientos humanos que luego derivó en pasividad con señales de retroceso. No es lo que merece un parque nacional que es fuente y reserva de aguas que llegan a ríos imprescindibles para consumo humano y producción agrícola y energética que sigue hollado, al menos parcialmente, por cultivadores armados de instrumentos y que en sed de explotación degradan cortezas y acentúan otras prácticas que extinguen corrientes hídricas como siguen dando a conocer con elementos gráficos sociedades y medios de prensa activos en vigilancia y sensibles a lo que ocurra sobre zonas rurales de valor estratégico.
Está claramente establecido que la protección a Valle Nuevo es riesgosamente insuficiente si la restricción de cultivos y de ocupación de esa parte del territorio queda en alcance limitado y persisten algunas intensas labores agrícolas que reducirían la posibilidad de que el crucial espacio de valor ecológico sobreviva a plenitud.

Más atención a la bella Samaná

Los samaneses sueñan con una terminal para cruceros que llenarían sus calles de turistas; con un servicio de recogida de desperdicios para que no queden amontonados y a la vista de los viajeros que acuden atraídos por las bondades de su naturaleza; y aspiran a que sean suprimidos otros problemas de ornato vial y urbano impropios de cualquier destino turístico que se respete. Carecen además del buen suministro de agua potable que debe tener cualquier ciudad.Municipalmente, Samaná está en precariedades agudas por lo poco que recibe a través del presupuesto: RD$4.500.000 mensuales para brindar servicios esenciales con escasez de equipos costosos; además de necesitar más recursos para seguir fungiendo de paño de lágrimas de muchos sameneses que a veces no disponen siquiera de ataúdes para enterrar sus muertos.

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