Preocupación y optimismo

Preocupación y optimismo

La recesión global continúa causando efectos preocupantes, como los despidos masivos de trabajadores. En menos de un mes, han sido despedidos al menos 3,600 personas en tan solo dos empresas, y se advierte que podrían producirse nuevos despidos. Los efectos sociales de estos desahucios son terribles para la familia y para las economías. Con justa razón, en algunos países se adoptan medidas para auxiliar a empresas en dificultades por caída de la demanda de los bienes o servicios que ofertan. Aquí ya se ha hecho algo en cuanto a trabajadores despedidos de la minera Falconbridge y las autoridades están en condiciones de continuar el auxilio a empresas de zonas francas en dificultades.

Sin embargo, no todo es negativo. Si de un lado preocupan las cancelaciones, del otro hay motivos para el optimismo. Recientemente fue iniciado en el Este del país un proyecto turístico en el que se invierte una fuerte suma de dinero. A pesar de la crisis y las expectativas poco halagüeñas para el 2009, la economía nacional sigue resultando confiable para grupos importantes de inversión y eso debe estimular el optimismo para continuar haciéndole frente a la crisis. En base a esa misma confianza en la economía, el Gobierno debe crear los medios necesarios, incluyendo estímulos de orden fiscal,  para evitar que empresas se vean obligadas a efectuar despidos masivos de trabajadores.

 

Es tiempo ya de llegar a acuerdos

Los médicos y el Gobierno continúan enfrentados por asuntos salariales. No hay puntos de avenencia y el abandono de la mediación por parte del Senado priva a las partes de un ámbito de posible concertación. Y hay una limitación de corte presupuestal que no deja brechas para una mejora salarial. De que los médicos merecen mejor paga no cabe la menor duda, pero también estos profesionales, en términos generales, deben mejorar su desempeño.

La clave sería que Gobierno y médicos lleguen a un punto de coincidencia en cualquier aspecto relacionado con la demanda. Puede ser un acuerdo sobre proporciones  del aumento y plazo para aplicarlo. Ya es tiempo de que haya un entendimiento. Cada una de las  partes tiene que ceder lo suficiente  poco para propiciar ambiente para un diálogo franco que permita llegar a acuerdos. Al país no le  convienen las posiciones inflexibles ni mantener una prolongada lucha estéril.

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