Preocupante

Preocupante

El decomiso de dos mil sacos de carbón y el arresto por parte de miembros del Ejército Nacional de decenas de haitianos que se dedicaban a elaborar este combustible, permite calibrar la magnitud de la depredación a que está sometida nuestra foresta, y que es continuación de la que ya arrasó la capa vegetal en territorio haitiano.

La captura se produjo después de denuncias de que haitianos, actuando en complicidad con militares dominicanos, estaban dedicados a la producción masiva de carbón, gran parte del cual trasegaban hacia territorio haitiano.

La depredación de bosques dominicanos por parte de haitianos es un problema de vieja data, ampliamente conocido por las autoridades dominicanas y haitianas.

Los haitianos, siempre amparados en la complicidad de dominicanos, entre ellos militares, vienen a territorio nacional a buscar lo que ya no existe en el lado que les corresponde de la isla.

Hace poco, el primer ministro haitiano, Gerard Latortue, advertía sobre los peligros que representa para la República Dominicana la deforestación cada vez más acentuada en el lado haitiano.

Ciertamente, el aspecto dramático de la deforestación en Haití es su desplazamiento hacia el territorio dominicano, situación que se agrava no sólo por el hecho de que cada vez es mayor el número de haitianos que se adentra en territorio dominicano en busca de madera, sino que, además, cada vez es mayor el número de dominicanos que les sirven de socios o cómplices.

-II-

La incursión en territorio dominicano, el montaje de los hornos, la tala de árboles y el trasiego de carbón podrían enfrentarse a grandes obstáculos, si no fuera por las complicidades dominicanas que obtienen beneficio, económico o en especie, del trabajo que hacen los haitianos.

Las Fuerzas Armadas Dominicanas, que tienen una idea de la magnitud de este problema, sobre todo por los resultados logrados con el Plan Vaquero, deberán emplearse a fondo para desarticular las bandas formadas por dominicanos y haitianos para producir carbó a costa de la depredación de los bosques dominicanos.

Haití ha sido convertido en un verdadero desierto por esa deforestación incontrolada y criminal, y si nos descuidamos, muy pronto estaremos en la misma situación, con las consecuencias graves que ello entrañaría.

Sumemos a la depredación boscosa el contrabando, tráfico de drogas y armas, así como de vehículos robados en uno y otro lado.

Hay que hacer esfuerzos permanentes por quebrar estas sociedades que están acarreando severos daños ecológicos y económicos para la República Dominicana.

En materia de ecosistemas, los haitianos tienen poco o nada que perder, pues ya han arrasado la capa boscosa y secado una buena parte de los ríos en su territorio. A los dominicanos, en cambio, todavía nos queda mucho que defender en esta materia y eso justificaría que invirtamos más en la vigilancia de la frontera y persecución no sólo de los depredadores y delincuentes haitianos que cruzan la divisoria, sino también y con el mismo rigor a sus cómplices y socios del lado dominicano.

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