Preocupantes líneas de acción

Preocupantes líneas de acción

En la marcha de los procesos electorales se acentúa crecientemente la presencia de quienes administran el Estado como los más definidos contendientes del resto del espectro y sus opciones, actuando como maquinaria formidable que lo mismo se expresa en la seguridad de que abunda en recursos para vencer, que emerge como hacedora incontenible de cosas para lograrlo. El propósito de llenar los días anteriores a votaciones con dádivas sociales a costa de los contribuyentes, y los confesados aprestos de basarse en listas de ciudadanos con constancia de sus estatus personales para entonces propiciar con logística poderosa su arribo a los colegios electorales, oscurecen el panorama político. La clara conexión entre el poder y el activismo proselitista que coloca en desventaja a los demás indica desde ya una ausencia de equidad a los fines de captar expresiones de la voluntad popular.

Los preparativos básicos orientados a lograr una alta y transparente asistencia a urnas con padrón depurado y eficiencia de mecanismos comprobatorios; multiplicidad de colegios electorales para agilizar sufragios con alertas contra la compra de votos y otras previsiones muy al caso, tienen en oposición a su éxito los movimientos y discursos parcializados de sello gubernamental. Tranquilizan el acompañamiento y asesorías de crédito internacional y las precauciones electrónicas. Pero unos ansiosos brazos oficiales impiden dormir tranquilo.

Una oportunidad para ir adelante

Las modificaciones a la Ley de Seguridad Social recién promulgadas servirían para poner fin al lastre de una deuda enorme propiciada por un insólito mecanismo que las hacía crecer en severa desproporción. Vampiresco en sus efectos mayores al hacer que cientos de miles de asalariados permanezcan al margen de protección. Beneficiaría en algo además a los ahorrantes de los fondos de pensiones, no tanto como quisieran unos críticos que ambiguamente se exhiben como radicales.

Es cierto que por sus orígenes, el Sistema de Seguridad Social resulta casi una simbiosis experimental con antecedentes de fracasos en otras latitudes. Pero salvarlo de sus imperfecciones es tarea obligada y gradual. El análisis de su realidad y de sus aspectos positivos justifican esforzarse por continuar el proceso de enmiendas y fortalecimiento.

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