La enfermedad que se caracteriza por el desarrollo anormal e incontrolado de las células humanas impacta por su alta incidencia a los liderazgos médicos situados en primera fila para combatirla y que dramáticamente registran centros de salud de Santo Domingo, incluyendo los hospitales especializados Rosa Emilia Tavares y Heriberto Pieter, de los más importantes en el país para ese ámbito. Lo mismo ocurre en Santiago donde el Instituto Oncológico del Cibao carece ya de suficiente alojamiento para cientos de pacientes de bajos recursos que de la región acuden mensualmente a la Ciudad Corazón, meca de curaciones para el nivel nacional.
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Una expansión particularmente estremecedora para familias de escasos recursos aun cuando mucho se trata de instituciones sin fines de lucro; pero no todas reciben el respaldo estatal suficiente para sobrellevar este auge ya descrito como epidemia del siglo. La alerta está dada: hábitos alimenticios están haciendo posible que mucho cáncer entre por el estómago. Modificarlos debe ser objetivo apelando a intensos mensajes hacia toda la población.
Y para los fines de reducir la mortalidad urge usar masivamente a los medios de difusión regionales y nacionales para crear conciencia de que debe reaccionarse con prontitud para combatir el mal precozmente como mejor alternativa. Predominan deplorables los diagnósticos tardíos. La Seguridad Social y la salubridad pública deben redoblar su participación en la lucha contra el cáncer antes de que sea tarde.