Prepotencia Vs. Incapacidad

Prepotencia Vs. Incapacidad

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Faltan 13 días para que los votantes acudamos masivamente a los Colegios Electorales para depositar nuestros votos que, en su mayoría, serán acaparados por dos tendencias muy disímiles que brillan en el panorama político, pese a que hace muchos años tuvieron un mismo origen y hasta uno ya renegó de sus orígenes marxistas cuando se sumergió en las mieles del poder.

De acuerdo con las encuestas llevadas a cabo por prestigiosas firmas extranjeras y sus asociadas nacionales, se da a entender que ya la balanza de la victoria está inclinada hacia un solo lado que favorece al peledeísmo reeleccionista, mientras el perredeísmo trata de sacudirse de un pesado lastre de rechazo que le impide superar su techo más allá del 37% de las simpatías.

Los demás participantes en el certamen electoral son simples comparsas que se han visto favorecidas por una generosa ley electoral de apoyo financiero a los partidos en que su aceptación no supera en un caso ni el seis por ciento y en otros no alcanza al uno por ciento.

Pero lo que se debate el próximo día 16 es la percepción generalizada de que la ciudadanía está compelida a depositar su voto por un partido prepotente, que demuestra a sus adversarios señalándolos que no son dignos de arrimarse a su lado porque no saben conceptuar. Por otro lado, el PRD nos presenta una maquinaria política carcomida por sus hechos pasados, que en una constante se ha manifestado desde que en 1978 llegaron al poder y fueron desalojados en 1986 para retornar en el 2000 y llevar cabo lo único que con fe saben hacer, dilapidar los recursos públicos y convertir al país en un desorden apabullante y escenarios de los escándalos más diversos, muchos de ribetes internacionales.

El que se haya rescatado la economía destruida por el PRD, recibida por el PLD en el 2004, habla a las claras de la capacidad de su gente y de sus aliados.

Pero no deben creerse los peledeístas que es un favor que le hacen a sus demás conciudadanos ya que ellos, como regalo de los dioses supremos, se han dignado dirigir a un pueblo que lo consideran ignorante y carente de conceptualizaciones básicas para entenderse hablando. En el fondo afloran sus tentaciones de establecer una férrea democracia al modelo de una sola dirección con pocas disensiones.

Por su parte, el PRD no ha mostrado una recapacitación creíble de reconocimiento de sus meteduras de pata a llevar al país a la quiebra. Perdura el recuerdo de su desgobierno, tan notable al frenar el crecimiento del país, hizo estallar la inflación, barrió con las reservas de divisas del Banco Central, disparó la tasa de cambio, ahuyentó las inversiones y se agenció varios préstamos de dudosos beneficios. Por todo eso su nivel de aceptación es razonable en su techo de algo más del 30%.

Eso demuestra que la mayoría del pueblo no se va a suicidar y preferiría a un prepotente ejercicio peledeísta, que le devolvió confianza a la economía y asegura una mayor estabilidad.

Hasta sería posible que reciban un baño de humildad y se den cuenta que forman parte de este valioso pueblo como lo consigna nuestro glorioso Himno.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas