Presagios de adversidades

Presagios de adversidades

El país está obligado a procurar eficiencia en gastos y procesos productivos; a poner énfasis en austeridad y competitividad en los mercados, pretendiendo diversificarlos. Traen incertidumbre los presagios de cambios en el contexto internacional con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos con la bandera del aislamiento económico y restricciones a la inversión norteamericana en el exterior. Ha prometido expulsar en masa a inmigrantes no visados y despedazar compromisos de libre comercio que cerrarían paso a exportaciones dominicanas. A esto se suma el objetivo, en marcha ya, de fortalecer el dólar y equipararlo al euro que vale más, y fijando tasas bancarias altas en perjuicio de monedas débiles.

Las fuentes de divisas por exportaciones e inversiones extranjeras, podrían reducirse. Las remesas, claves para esta economía, enflaquecerían si se reduce la mano de obra dominicana en Norteamérica. Un dólar más caro en el mercado local presionaría el costo de la vida a través de la importación de productos e insumos; y la acrecentada deuda externa se multiplicaría agudizando los desequilibrios fiscales y de balanza de pagos. A enero hay que avizorarlo con preocupación porque, además, los daños a la producción de alimentos de la agropecuaria por las últimas lluvias habría que subsanarlos con mayores importaciones encarecidas por divisas de cotizaciones superiores a las actuales.

Un malecón de capa caída

La oscuridad, insuficiente vigilancia para la seguridad ciudadana y la protección de infraestructuras y un denso y caótico tránsito, en gran medida pesado y riesgoso, han llevado a cierta decadencia la franja urbana que bordea el mar Caribe de Santo Domingo. De ahí que las mayores inversiones hoteleras con las que la ciudad acrecienta su importancia se instalen hoy en sitios céntricos de discurrir dinámico y distantes del litoral. Y de los ríos ni se diga.
Como urbe de categoría marítima y fluvial, Santo Domingo debe concentrar esfuerzos en respaldo a las condiciones de la naturaleza que pueden ser favorables. Urge poner fin a la contaminación de riberas y costas y mostrar intolerancia cero a los atentados al ornato contra los elementos urbanos de sus entornos. Llevar esos componentes citadinos al esplendor.

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