Presas de la inseguridad

Presas de la inseguridad

Un recuento publicado ayer por El Nacional da cuenta de que 18 personas murieron violentamente durante el fin de semana. Por otra parte, estadísticas de la Policía registran 1,118 homicidios, la mayoría cometidos con armas de fuego, durante los primeros nueve meses del presente año. Los datos de ambas informaciones se resumen en inseguridad, un estado de cosas que domina cada vez más los actos y hábitos de la gente, que ha tenido que modificar sus itinerarios y horarios para evitar ser víctima de asaltos, atracos, violaciones, secuestros, homicidios y otras atrocidades.

Aunque todavía las autoridades continúan a la defensiva, hay que reconocer que la Policía Nacional ha mejorado notablemente su presencia en las calles y su respuesta cada vez que se producen actos delincuenciales. Su mística de trabajo compensa en parte las grandes limitaciones materiales que le impiden ofrecer una garantía más amplia. La figura de los «intercambios de disparos», que fuera objeto de cuestionamientos muy severos, parece tener ahora una connotación más realista y ajustada a la realidad de los hechos en que policías eliminan a delincuentes.

-II- Un aspecto de la criminalidad de estos tiempos, que la hace parecer dirigida, organizada y orientada hacia el propósito de infundir terror y lograr objetivos específicos con sus efectos, es la proclividad de los delincuentes a causar daños físicos innecesarios desde toda lógica a personas bajo su control y que ya han sido despojadas de propiedades. Matar a un oficial de la Policía y a su esposa para despojarlos de la motocicleta en que viajaban es una atrocidad que se ha estado repitiendo en cada acto criminoso.

Muchos jóvenes que han sido despojados de motocicletas, teléfonos celulares, prendas y otras pertenencias han sido baleados en las piernas, como para complementar un acto de terror más que de despojo, como para causar pánico o dejar un mensaje. Aparte de la influencia de las drogas en estas acciones, hay que investigar y establecer cuáles otras causas impulsan al daño cruento y deliberado hacia las víctimas de despojos.

-III- En medio de este estado de cosas, desde Nueva York el Presidente Leonel Fernández afirma que la delincuencia disminuiría a partir de enero del próximo año, cuando sea puesto en marcha el «Plan Dominicano de Seguridad Democrática».

No conocemos en sus detalles y alcances el plan del que ha hablado el Presidente, pero su afirmación, como jefe de Estado que es, deberá servir de aliento a una población que se siente presa de la inseguridad, a la zaga de la voluntad de delincuentes que han obligado a cada uno de los dominicanos a modificar en alguna medida sus hábitos e itinerarios, sus rutinas diarias formales e informales.

En algunos puntos la gente ha comenzado a organizar resistencia contra los delincuentes y se entiende que la vocación no es solo la prevención, sino el castigo de todo aquel que levante sospecha, fundada o infundada. En Los jardines, por ejemplo, tres presuntos ladrones fueron golpeados por grupos de personas que intentaban lincharlos.

Hay que mejorar la respuesta de las autoridades ante los hechos de delincuencia y criminalidad, porque sería muy peligroso que una sociedad presa de la inseguridad decida hacerse justicia por sus propios medios.

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