La monotonía y la rigidez que caracterizan a una institución como la Junta Central Electoral (JCE) fueron rotas ayer por la presencia de un hombre cuya sutil figura es imposible pasar inadvertida para nadie.

Julio José Iglesias de la Cueva, artísticamente conocido sólo como Julio Iglesias, acudió a la JCE en procura de la Cédula de Identidad y Electoral que le corresponde por su condición de residente en la República Dominicana.

Pese a su popularidad, casi universal, llegó a la JCE sin mayores pretensiones: vestido de sport y «escoltado» sólo por un par de amigos que, solícitos, permitieron a todo aquel que quiso, acercarse al ídolo de multitudes.

Un revuelo mayúsculo se formó en la institución, cuyas actividades quedaron momentáneamente paralizadas, debido a que la mayoría de los empleados, hombres y mujeres, salieron de sus oficinas para ver, tocar, saludar o fotografiarse con el artista.

Iglesias llegó a las 10:15 de la mañana a la JCE e inmediatamente fue conducido por el director de Cedulación, licenciado Juan Carlos Sánchez, al Departamento de Extranjería, donde se le expidió una cédula de identidad color naranja, con el número 028-0086717-4 y con una inscripción que reza «No vota».

Concluido el proceso de cedulación, el intérprete de canciones tan hermosas como «Mal Acostumbrado», «De Niña a Mujer», «Un canto a Galicia” y otras fue conducido al despacho del presidente de la JCE, doctor Luis Arias.

En esa oficina, el astro español compartió por unos 15 minutos con los demás jueces, doctores Rafaelina Peralta, Nelson Gómez, Salvador Ramos, Luis Nelson Pantaleón González, José Luis Tavárez, Roberto Rosario, Rafael Díaz Vásquez y Rafael Hernández Domínguez.

A su salida, compartió y se fotografió con periodistas, secretarias y asistentes que se diputaban la sonrisa que, a flor de labios, siempre lleva el artista.