Presentación del poemario Eva/Sión/Es
El génesis según Eva

Presentación del poemario Eva/Sión/Es<BR>El génesis según Eva

POR EMILIO JORGE RODRÍGUEZ
Abundan palabras y conceptos para mostrar al mundo la multiplicidad de raíces étnicas y culturales que han convergido en este Mare Nostrum que es simultáneamente aglutinante y deslinde. También, en iluminadas ocasiones, en terrenos alejados de la exégesis académica, nuestro Caribe ha tenido la dicha de ser aprehendido y renombrado por la creación artística.

Ese es el  caso del poemario Eva/Sión/Es, un libro abierto a la interpretación sensible de la región en que habitamos. Su autora, la escritora dominicana Sherezada Vicioso, somete este Caribe que es hogar de lo híbrido y recinto de mestizaje a su apropiación personal de una mitología trasmutada desde su pureza y simbología originaria.

“Todo tendrá que ser reconstruido, intencionado de nuevo, y los viejos mitos al reaparecer, nos ofrecerán sus conjuros y sus enigmas, con un rostro desconocido” es el epígrafe del poeta cubano José Lezama Lima que precede y servirá de hilo conductor al  libro, pues el texto poético encarna la reelaboración particular de una cosmogonía que por variada se erige en universal, sin abandonar el regusto por la erudición criolla ni dejar el ancla en puerto ajeno.

Acudimos aquí a la trasmigración de seres mitológicos mediante un sincretismo inédito. No desea Sherezada (o Chiqui) Vicioso limitarse exclusivamente a las transculturaciones refrendadas y acuñadas por la historia de migraciones que han forjado la demografía caribeña; ella va a construir su texto a partir de referencias a personajes y lugares vinculados a las mitologías amerindias, europeas, africanas y asiáticas, a veces yuxtapuestos a manera de énfasis para mostrar un camino y un itinerario que sintetiza lo personal biográfico y lo colectivo histórico. Lo colectivo se imbrica a lo individual a partir del reconocimiento de una geografía primigenia que sufrirá una metamorfosis en la construcción identitaria, con la incorporación de espacios asumidos como propios durante el tránsito vital de la autora y la historia nacional, mientras que lo personal revela la propia transformación identitaria del sujeto femenino a través de sus adoloridas peripecias, las alegrías cotidianas o trascendentales, las agonías ontológicas y las condicionadas por las confrontaciones y angustias sociales. Un poema previo de Vicioso, el titulado “Un extraño ulular traía el viento” (1985), enlazaba sus experiencias para aportar una temprana cosmovisión erigida desde un arte poética en movimiento, que se crece y madura en sensibilidad humana.

Eva/Sión/Es se instaura desde su primera estrofa en el reino de un Paraíso de lo insólito: “Nadaban los peces/ fuera del agua/ y era común/ coincidir con los pájaros/ en las raíces de los árboles.” Chiqui se vale de esta escueta y sintética versificación para presentarnos un universo de lo maravilloso, no como añagaza o hechicería para cautivar al lector (aunque ciertamente lo logra), sino como evidencia de un Caos inicial que anuncia una cartografía de lo fantástico e inusitado. El desborde de lo imaginativo se plasma además mediante la apropiación de mitologías no concurrentes en el espacio caribeño, al menos no de una presencia transparente o de comprobado grosor en la historia humana regional, como son las referidas a una profusión de ínsulas reales o ficticias, distantes como Islandia y Penglai Shan (China).

Con este poema o saga, Sherezada Vicioso establece un vínculo con su poesía inicial de tono narrativo y conversacional intimidad –no una intimidad del ser aislado, sino apegada a las circunstancias y a una topografía del alma, en ocasiones melancólica, solitaria y testimonial, otras afanada por ideales y sueños, añorados o descartados–, así como con su anterior incursión por los linderos de la poesía concreta en InternAmiento (1992), y desbroza el camino hacia una obra de evocación sintética de esencias caribeñas, con reminiscencias del imagismo anglosajón que fundó escuela para revolucionar la estética de inicios del siglo XX, convertida aquí por ella en una novedosa versión, conceptual. 

Eje visible del libro es la conciencia de género (la división de sílabas del título nos conduce en polisemia a las “Evasiones” como escape sublime del quehacer artístico y a la eterna condición de migrante del ser caribeño, así como a la afirmación de que “Eva” es “Sión de los condenados/ colina convertida en valle de lágrimas”). Así, se identifica con las ninfas acuáticas hindúes, inmortales y seductoras: “Pointe-à-Pitre/ Finis terra/ de lo inalcanzable/ donde me reencuentro/ en la penetrante fuerza de la espuma/ con mis hermanas de culto/ las Apsaras”, también relacionadas con la veneración a la diosa madre.

Esta convicción ilumina no solamente su producción poética y dramática, sino también la ensayística. En 1991 publicó Algo que decir, el primer texto de análisis de la literatura femenina en la República Dominicana, donde reafirmaba la capacidad creadora de la mujer asociada a la escritura:

En ese descubrimiento del poder multitudinario de la palabra constatamos que no estamos solos, que no somos tan frágiles y entonces nos embarga la embriaguez que debió de sentir Eva cuando fue nombrando las cosas y descubrió que al nombrarlas les daba la vida, que la palabra podía derrotar con su conjuro esa sospecha de soledad, esa sensación de vulnerabilidad que siempre acecha detrás de toda fe, de toda proclama.

Perenne presencia en su obra lo es también el mar, el elemento acuático que circunda nuestras patrias, así como el reconocimiento de la importancia de los aportes africanos a la cultura dominicana, algo poco admitido y traumático en la sociedad nacional, que en este último poemario alcanza un nivel superior de sutileza y elaboración, al reconocer en el Caribe una dimensión de indiscutible universalidad, un derecho de apropiación artística e intertextual provocado por su carácter pluriétnico y multicultural. Pertinente es mencionar, pues nos encontramos aquí en la otra isla con frontera interior de nuestro Caribe, que todo lo anterior la conduce a una búsqueda de la armonía con Haití, la otra parte de su media isla compartida, expresada como convicción: “Ignorante de decretos/ analfabeta/ la vida se abre paso/ entre dispersos pilotes fronterizos”, versos acaso solamente equiparables con aquella declaración de su compatriota Manuel Rueda: “Tierra ninguna o tierra una, parto de isla de donde el sol nace en unos cielos que no han de dividirse.”

Por último –last but not least– no quiero terminar estas breves palabras sin dejar constancia de que este libro, publicado simultáneamente en las tres lenguas más divulgadas de la región (en excelentes versiones al inglés de Judith Kerman y Fabian Adekunle Badejo, y al francés de Camille Aubaude y Daniella Jeffry) constituye el sueño de todo editor caribeño que posea una prominente autoestima; sirva este final para homenajear entonces a House of Nehesi Publishers por hacernos realidad ese sueño.

Nota:

Emilio Jorge Rodríguez es un erudito cubano que dirigio el Centro de Estudios del Caribe de Casa de las Americas por diez años.  Ha sido director de múltiples publicaciones sobre El Caribe, profesor de Estudios del Caribe en la Universidad de La Habana, y actualmente se desempeña como consultor para innumerables organismos internacionales que se especializan en el área.

  Sherezada Vicioso: “Johanna Goede o la literatura como supervivencia”, Algo que decir (Ensayos sobre la literatura femenina, 1981-1991), Santo Domingo, Editora Búho, 1991; 2da. ed. aumentada, 1981-1997, 1998, p. 74.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas