Washington. Cuatro países de las Américas han implementado, con éxito, intervenciones para reducir el riesgo cardiovascular de los pacientes, que consisten en brindar una atención y seguimiento integral de quienes padecen hipertensión.
Los resultados iniciales muestran una mejora en el porcentaje de pacientes que mantienen su presión arterial bajo control en las clínicas donde se aplicó este programa.
La iniciativa se ha puesto en marcha en Barbados, Chile, Colombia y Cuba con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) y de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos. En el marco del Día Mundial de la Hipertensión, delegaciones de varios países de las Américas debaten sobre la iniciativa en Santiago de Chile, en un seminario realizado entre el 16 y 18 de mayo, convocado por la OPS/OMS en colaboración con el Ministerio de Salud de Chile.
Entre el 20% y 35% de la población adulta de América Latina y el Caribe tiene hipertensión. El número de personas con presión alta ha ido en aumento en los últimos años y muchos desconocen que padecen esta condición.
A modo de ejemplo, un estudio de 2013 publicado en el Journal of the American Medical Association, en cuatro países de América del Sur (Argentina, Chile, Colombia y Brasil), sólo el 57.1% de los adultos que se estiman que tienen presión alta, sabe que tiene hipertensión.
Este desconocimiento contribuye a un bajo nivel de control de la presión en la población: el 18,8% de los hipertensos en estos cuatro países tiene su presión arterial controlada.
La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo para padecer y morir debido a un evento cardiovascular de forma prematura, y es la segunda causa de discapacidad en el mundo. También es la principal causante de la enfermedad isquémica cardíaca y de los accidentes cerebrovasculares.
“La iniciativa que se puso en práctica en los cuatro países, implica transformar la forma de trabajar en las unidades de atención primaria, para que quienes no saben que tienen hipertensión, reciban un diagnóstico y tratamiento adecuado, y que los que están en tratamiento, mantengan su presión arterial bajo 140/90”, dijo Anselm Hennis, director del Departamento de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la OPS.
“Con la experiencia de cuatro países hemos aprendido que es esencial simplificar los procesos de atención, incluir a todos los miembros del equipo de salud y procurar que la intervención sea sostenible”, añadió.
Estos programas para para reducir el riesgo cardiovascular mediante el control de la hipertensión tiene cinco elementos básicos: un algoritmo de tratamiento estandarizado, un grupo núcleo de medicamentos cuya efectividad está basada en la evidencia, un registro clínico para el seguimiento de los pacientes, una evaluación del desempeño de acuerdo a unos indicadores establecidos, y la reorganización de las tareas y funciones entre los diferentes integrantes del equipo de salud.