POR MIRFAK ROWLAND
Con la participación del cuerpo de ballet y la presentación de un grupo carnavalesco, la Unión Carnavalesca Vegana (UCAVE) realizó, el pasado miércoles 11 de enero, el lanzamiento del «Carnaval Vegano 2006», actividad que se celebró en el salón Anacaona del Hotel Jaragua.

Las extensas palabras de bienvenida estuvieron a cargo del periodista Miguel Ángel Herrera, quien abundó sobre los inicios del carnaval vegano y su repercusión nacional. De su lado, el presidente de UCAVE, Orlando Lora, expresó su satisfacción ante el respaldo recibido por la prensa y el público en general.

Lora expresó que este año el carnaval vegano iniciará el domingo 5 de febrero y culminará el lunes 27 del mismo mes, además de indicar que el evento tendrá más de 200 bailarines en escena y más de 40 grupos de carnaval con sus disfraces del 2006.

Además de la presentación, el funcionario de UCAVE dijo que se realizará por primera vez la versión del desfile nacional e internacional infantil y se habilitará un diablódromo con 4.000 localidades disponibles para los visitantes.

Además, los organizadores del carnaval indicaron que la seguridad estará respaldada con un amplio servicio de emergencia de carretera entre Santo Domingo y Santiago, así como con el apoyo de 100 miembros de seguridad de UCAVE y por primera vez habrá monitoreo en el área de carnaval.

Agregaron que también se contará con un cuerpo médico en dos puntos estratégicos, con el apoyo de la Cruz Roja, Defensa Civil y Cuerpo de Bomberos.

Historia del Carnaval Vegano

El carnaval de La Vega, como todo el carnaval dominicano, tiene influencia de los carnavales de las Carnestolendas de España, y el fuego y el agua, de los países fríos, así como de la herencia africana. Los historiadores ubican a 1510 como el año cuando tuvo su inicio el carnaval en La Vega. Se trató de una recreación de moros y cristianos que hiciera el clérigo Álvaro De Castro.

Yanio Concepción, otro estudioso de las costumbres y tradiciones veganas, explica los elementos característicos del carnaval. «La careta del diablo cojuelo puede representar la típica cara del diablo europeo, una cabeza de animal o escapar hacia el mundo de la fantasía para representar facciones antropomorfas; ella es fea y bella, terrorífica y bondadosa, seria y alegre, pero más que nada es burlona».

Con respecto al disfraz, nos señala que «consta esencialmente de un pantalón ancho ajustado a los tobillos; una camisa ancha de grandes mangas que se ajusta en la cintura y en las muñecas, terminando abajo en una faldilla, un capuchón denominado galacha, el cual cubre la cabeza y cae por la espalda; estas prendas son confeccionadas en tela brillante y con cientos de cascabeles, una careta para cubrir la cara y una vejiga para golpear».

Los diablos cojuelos adoptan diferentes nombres de acuerdo con el lugar. Por eso en Cabral se les llama Cachúas; en Montecristi, Toros y en Cotuí, Papeluses.

El folclorista Fradique Lizardo, ya fallecido, citado por Mario Concepción, abunda sobre las caretas de los diablos, y al respecto dice: «Las caretas son muy bien hechas; es en esa ciudad (La Vega) el único lugar en que se encuentran caretas móviles, o sea, que hacen que la mandíbula se mueva y aparezcan los dientes».

El más popular de los careteros veganos fue Felipe Abreu, quien no solamente trabajó para sí mismo, sino que se convirtió en el maestro forjador de la mayoría de los que se disfrazan.