Preservemos nuestra lengua materna

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MARGARITA CEDEÑO DE FERNÁNDEZ
El idioma español tiene ya diez siglos de historia y es hablado por más de 400 millones de personas en 23 países de la Tierra, según datos de la UNESCO, organismo internacional que ha advertido de la rápida desaparición de numerosas lenguas, a un ritmo de dos idiomas menos cada mes, lo que significa que al final del presente siglo habrán desaparecido la mitad de las 6,000 lenguas que prevalecen hoy día.

Aunque el español no figura entre las lenguas más amenazadas con desaparecer, ya que expertos y organismos especializados en la materia proyectan que para el año 2050 habrá 500 millones de personas que se comunicarán en este idioma, la celebración del Día Internacional de la Lengua Materna, el 21 de febrero de cada año, nos motiva a reflexionar sobre la importancia de preservar las lenguas maternas que existen en el mundo como un patrimonio de nuestro planeta, en nuestro caso el español.

“¡Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores (…) Se lo llevaron todo y nos dejaron las palabras!”.

Pablo Neruda
La lengua nos permite articular los pensamientos, relacionarnos con el mundo que nos rodea, transmitir conocimientos, sistemas de valores y expresiones culturales a nuestros congéneres y perpetuarlos de generación en generación. La lengua, pues, es parte esencial de la vida humana y a través de ella cada quien se relaciona en las distintas dimensiones de la vida en sociedad. En otras palabras, la lengua es la expresión por excelencia de toda cultura y civilización, de tal manera que cuando desaparece un idioma, también se extinguen una cultura y una civilización.

El español, que fue codificado con un patrimonio de 83,500 palabras sin prefijos ni derivados por Elio Antonio de Nebrija, en 1492, es decir, el mismo año en que se inició la colonización del continente americano, tiene su origen en el latín, con raíces griegas, pero a través de la historia también ha recibido la influencia de culturas e idiomas como el árabe, provenzal y francés, así como del inglés, sobre todo en las últimas décadas.

Hoy, en plena sociedad del conocimiento, la promoción de las múltiples lenguas maternas a través de la Red en un contexto realmente multicultural parece una quimera que, paradójicamente, no sólo se ve amenazada por la avasallante influencia del inglés a través del lenguaje cibernético, sino también por factores como la expansión de las nuevas tecnologías unido a la exclusión social y a que imperan los sistemas educativos que dejan fuera del acceso al conocimiento a muchas minorías étnicas.

Si bien el español, por número de hablantes es el cuarto idioma, después del chino, el inglés y el hindi, no menos cierto es que la situación planteada nos hace reflexionar en que no debemos bajar la guardia ante la necesidad de preservar nuestro idioma, y con ello nuestra identidad nacional y patrimonio cultural.

El temor de muchos lingüistas está fundado en las estadísticas y no sólo se debe a que más de la mitad de las 6,000 lenguas existentes están en peligro de desaparecer, sino porque el 96 por ciento de estas lenguas son habladas por apenas un cuatro por ciento de la población mundial y un 90 por ciento de las mismas no están representadas en la Internet. A esto se añade el hecho de que el 80 por ciento de las lenguas africanas carecen de transcripción escrita.

No en vano la UNESCO, que en 1972 celebró la Convención de Patrimonio Mundial, que protege las expresiones tangibles, como son los monumentos, el 17 de noviembre de 1999, adoptó el 21 de febrero como Día Internacional de la Lengua Materna. Posteriormente, en marzo de 2003, celebró una reunión de expertos sobre las lenguas en peligro y, en el marco de la salvaguardia de esas lenguas se han producido importantes documentos, como la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural, la Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, Vitalidad y desaparición de lenguas y Recomendaciones para planes de acción.

La autora es Primera Dama de la República
Preservemos nuestra lengua materna

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