¿Presidencialista?

¿Presidencialista?

En nuestro país se utiliza mucho el término “presidencialista” para definir un comportamiento aberrante donde el manejo de la cosa pública se plantea como responsabilidad única del presidente de turno, suponiéndole un poder casi divino para solucionar problemas individuales y colectivos y la realidad es que desde Joaquín Balaguer, hacia atrás, es que podrían calificarse nuestros gobiernos como presidencialistas o francamente dictatoriales, ya que todos los que le han sucedido, incluyendo al actual presidente Danilo Medina, han gobernado bajo el mandato de fuerzas supra-presidenciales (verdaderos dueños del país) que los han convertido en simples figuras decorativas del Poder Ejecutivo con poder limitado o mediatizado porque para gobernar han tenido que: Primero, negociar con grupos de poder político (incluyendo los de su propio partido -ver “novela” reeleccionista-); segundo, acomodarse a grupos de poder económico locales; tercero, no tocar, ni con el pétalo de una rosa, a los dueños de las grandes hipotecas que tiene el país, conocidas en conjunto como la “deuda externa”, y cuarto, seguir endeudando al país hasta niveles insostenibles distribuyendo esos fondos entre los dragones que apoyaron su candidatura y el sostenimiento del gasto corriente gubernamental basado casi totalmente en un clientelismo canceroso.

Los recientemente anunciados mil millones de dólares (44 mil millones de pesos) colocados por el gobierno en bonos soberanos, no son un préstamo al presidente de la República, quien solamente se encargará de distribuirlos; son realmente, un préstamo a todos los dominicanos nacidos y por nacer en muchas décadas y, como ha sido costumbre, por más buena fe que tenga, el presidente no podrá impedir que los verdaderos dueños del país se los roben en menos de un período gubernamental.

 

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